Más de 500 años de presencia de los agustinos en Sevilla

El religioso agustino P. Jesús Manuel Gutiérrez Pérez, presenta en el ateneo hispalense, el libro "El Convento de San Agustín de Sevilla".

El religioso agustino P. Jesús Manuel Gutiérrez Pérez, ha presentado el pasado 21 de enero, en el Ateneo de la ciudad hispalense, su libro «El Convento de San Agustín de Sevilla. Más de 500 años de presencia de los agustinos en Sevilla». La publicación hace un repaso por la vida y apostolado de la Orden de San Agustín en la ciudad a lo largo de estos quinientos años.

Historia

El convento de San Agustín de Sevilla es una de las fundaciones más antiguas de la Orden de San Agustín en España. Su origen se remonta a finales del siglo XIII.

Los documentos históricos más antiguos son del año 1292, momento en el que una familia sevillana donó a los agustinos unos edificios, en los alrededores de la puerta de Carmona, extramuros de la ciudad, que sirvieron de residencia a la comunidad.

Los religiosos permanecieron en este lugar hasta la exclaustración de 1835. Por eso, el título del libro es «El Convento de San
Agustín de Sevilla (1292-1835). Más de 500 años de presencia de los agustinos en Sevilla».

La opinión del autor

«El principal objetivo que pretendo con esta publicación es dar a conocer algunos aspectos del antiguo convento de San Agustín de Sevilla. Después de haber dedicado muchos años a recopilar información sobre dicho convento, ahora quiero compartirla con los demás» señala el autor.

Actualmente, este monasterio es bastante desconocido para los sevillanos y para los agustinos: «Con este trabajo intento recuperar, en la medida de lo posible, la memoria de esta institución. En el convento de San Agustín de Sevilla, vivieron algunos frailes agustinos que posteriormente son elevados a los altares, como santo Tomás de Villanueva, san Alonso de Orozco o el beato Pedro de Zúñiga».

Santo Tomás de Villanueva

Santo Tomás de Villanueva ejerce como prior provincial de la Provincia de Andalucía, en el bienio 1527-1529. Durante los años que desempeñó el cargo de provincial, su residencia oficial fue precisamente el convento de San Agustín de Sevilla.

San Alonso de Orozco

En el caso de San Alonso de Orozco, el libro cuenta su nombramiento como prior del convento de San Agustín de Sevilla en 1541, y que ejerció este puesto de responsabilidad durante cuatro años (1541 a 1545).

Beato Pedro Zúñiga

Por lo que respecta al beato Pedro de Zúñiga, hijo ilustre del convento de San Agustín de Sevilla, la publicación relata que estuvo destinado en Filipinas y allí realizó su trabajo apostólico durante varios años. Después, fue a evangelizar a Japón, en tiempos de una fuerte persecución religiosa contra los cristianos. En Japón le condenan a muerte y queman vivo en la ciudad de Nagasaki, el 19 de agosto de 1622.

Lo beatifica el papa Pío IX el 7 de julio de 1867.

El patrimonio

«Un tema al que he concedido mucha importancia ha sido el patrimonio artístico del convento -afirma el P. Jesús Manuel- ya que las distintas comunidades contrataron a relevantes artífices y fueron atesorando numerosas obras de arte a lo largo de los siglos».

Muchas obras de arte han desaparecido. Entre las que se conservan, destacan trece cuadros que Bartolomé Esteban Murillo pintó para el convento, aunque están dispersos en varios museos.

Otro de los temas que aborda el libro es de la religiosidad popular que, históricamente, tiene mucha relevancia en el convento. Así, en la iglesia del cenobio agustino, por ejemplo, recibió culto el santo Crucifijo de San Agustín. Algunos autores que han estudiado la historia de este crucificado aseguran que ocupó el primer lugar en la devoción de este pueblo en los siglos XVI, XVII y XVIII. De hecho, un autor de nuestros días le ha denominado “el Cristo de Sevilla” de aquellos siglos.

Al Santo Crucifijo de San Agustín, lo elige el cabildo eclesiástico de Sevilla para formar parte de la exposición “Sedes Hispalensis,
Fons Pietatis”, “La Catedral de Sevilla, Fuente de Piedad”. Una muestra que se pudo visitar del 3 de noviembre al 20 de diciembre de 2024, con motivo de la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.

A lo largo de los siglos se acudió a él en momentos de calamidades para pedir el auxilio divino. En la exposición, la sagrada imagen del Santo Crucifijo de San Agustín estaba en el apartado de las procesiones de rogativas. Esos días estuvo en la capilla de San Pedro de la catedral hispalense.

El libro, de la Editorial Agustiniana, puede comprarse en la web de la editorial.

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