El pasado 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, cuatro hermanos agustinos (Fr. Yoandri Silva Calzadilla, Fr. Kenndy St-Fleur, Fr. Carlos Alberto Corcho Ramos y Fr. Marcos Vinizio Segura González) fueron ordenados diáconos por la imposición de manos y oración consecratoria de Mons. Luis Marín de San Martín, OSA.
La celebración contó con la participación de un gran número de sacerdotes agustinos, de la Escolanía de El Escorial, amigos y familiares de los ordenados.
Al terminar la eucaristía, Fr. Yoandri Silva pronunció, en nombre de sus hermanos, un discurso de agradecimiento por todos los favores recibidos, por la acogida recibida en la Orden de San Agustín, por los equipos y casas de formación, y por todas las personas que, de una forma u otra, les impulsaron a continuar dentro del proceso formativo.
Posteriormente, el P. Carlos Alonso, Secretario Provincial, hizo lectura del documento de afiliación a la Orden de San Agustín de los padres de los nuevos diáconos. De esta manera, se hacen participes de los bienes espirituales de la misma. El documento lo entregó, en nombre del Prior General, el Prior Provincial, P. Domingo Amigo González.
Fue una celebración llena de emoción y alegría; vivida con profunda fe y solemnidad. Ahora, Fr. Yoandri Silva Calzadilla (Delegación de Cuba), Fr. Kenndy St’ Fleur (Vicariato de Antillas), Fr. Carlos Alberto Corcho Ramos (Vicariato Santo Tomás de Villanueva) y Fr. Marcos Vinicio Segura González (Provincia San Juan de Sahagún), tras haber culminado el proceso de formación inicial, emitido los Votos Solemnes e incorporados al Orden de los Diáconos, se preparan para realizar su experiencia pastoral, durante un año, en diversas zonas de misión pertenecientes a la Orden de San Agustín.
Homilía
La celebración la presidió Mons. Luis Marín de San Martín, OSA quien, en su homilía, subrayó que el encuentro con Cristo es siempre transformante y explicó que la ordenación al diaconado es una llamada a la autenticidad, a la novedad y al servicio: «No somos nosotros el punto de referencia, sino Él. Y en el encuentro con el Señor, solo en el encuentro con Él somos liberados y transformados para ser apóstoles».
«Hemos sido convocados a algo grande -dijo a los cuatro jóvenes- Por favor, no hagamos del Evangelio una costumbre. La llamada se renueva cada día, como cada día debe renovarse la respuesta». Y, añadió, que solo desde esta novedad profunda y fundante, podemos ser apóstoles para que el mundo crea».
Mons. Luis Marín terminó diciendo a los cuatro nuevos diáconos: «Que el servicio configure lo que sois y lo que hacéis durante toda vuestra vida. No tengáis miedo a desgastaros, y a mancharos con el barro del camino».