El 27 de agosto la Iglesia recuerda la figura y el legado espiritual de Santa Mónica, madre de San Agustín. Por su vida virtuosa, Santa Mónica es patrona de las esposas y modelo de mujer y de madre. Su confianza en Dios y su intensa vida de oración ha dado muchos frutos en el contexto de la Orden de San Agustín y de la Iglesia universal.
Biografía
Mónica nació en Tagaste, en la actual Argelia (en torno al año 331). Sus padres eran cristianos y de una familia de vieja tradición cristiana. Se casó muy joven con un hombre mayor y pagano llamado Patricio, un hombre de temperamento violento que tenía hábitos libertinos.
Mónica tuvo tres hijos, dos varones, Agustín y Navigio, y una mujer cuyo nombre se desconoce, pero que ciertas tradiciones llaman Perpetua o Melania.
Mónica sufrió mucho durante la juventud de Agustín, que era un chico indisciplinado. Con 17 años, fue enviado a Cartago a estudiar retórica. Allí su vida no fue más ordenada. Cometió pecados graves y se unió al maniqueísmo, lo que le alejó de su madre.
Mónica no dejó nunca de rezar por la conversión de su hijo Agustín, hecho que se data en la noche de Pascua del año 387.
Poco después, ese mismo año –en expresión de Agustín– “aquella alma fiel y piadosa quedó liberada de su cuerpo”. Murió en Ostia Tiberina, a las puertas de Roma.
Modelo de mujer y madre
A pesar de las enormes dificultades, Mónica se encargó en la familia de llevar la iniciativa en la educación, con un acento especial en lo religioso. La pedagogía de Mónica, diríamos hoy, es la del testimonio y el acompañamiento perseverantes. Así ganó para Jesucristo a su marido y tuvo una influencia decisiva en la conversión de su hijo Agustín.
Mónica no fue una madre típica en la época, que pone el acento en el miedo y las prevenciones hacia lo desconocido. La biografía de Agustín es toda una aventura de libertad.
Mónica huyó de esa pretendida neutralidad que deja a los hijos tambaleándose en el vacío. Fue madre hacendosa y enérgica, creyó firmemente y quiso que la fe fuera compartida en la familia. Antes de morir, vio a su hijo Agustín cristiano católico y siervo de Dios.
Mónica es el tipo de mujer fuerte y prudente del que habla la Biblia, y se puede presentar hoy como la madre cristiana con una fortaleza de ánimo poco común, aguda inteligencia y una particular preocupación por la transmisión de la fe a su esposo y a sus hijos.
Grupos de madres Mónica
La espiritualidad de Santa Mónica ha sido inspiración de numerosos apostolados y obras de la Iglesia. En el contexto de las familia agustiniana, los Grupos de Madres Mónica no dejan de crecer, reuniendo a mujeres que se unen para rezar por sus hijos, siguiendo el ejemplo de la madre de San Agustín.
En España han sido impulsados por los Agustinos Recoletos y en la Orden de San Agustín la figura del P. Manuel Morales ha sido fundamental para dar a conocer estas pequeñas comunidades de oración y vida en el entorno de los colegios y parroquias de la Provincia agustiniana de San Juan de Sahagún.
Talavera de la Reina
María Salud Ramírez vive en Talavera de la Reina (Toledo), es madre de dos hijos y siempre ha estado muy unida a la comunidad de MM. Agustinas y al colegio, donde estudió ella y también sus hijos. Desde el año 2008 pertenece al Grupo Santa Mónica de Familias y, desde el 2009, a los Grupos de Madres Mónica, que nacieron en este momento en la ciudad.
En su vida, la figura de la santa es un referente y alguien que siempre le ha acompañado y consolado en momentos de dificultad.
Cuenta que siempre le ha impresionado la afirmación que San Ambrosio le hizo a Santa Mónica cuando esta compartía su preocupación por su hijo Agustín: “Un hijo de tantas lágrimas no puede perderse”. Y que, con estas pequeñas comunidades de mujeres, ha comprobado la fuerza de la oración.
Una de las primeras actividades que realizó la pequeña comunidad de madres orantes fue una peregrinación al Santuario de Fátima, en Portugal. Allí rezó para poder volver en algún momento con su hija. Unos meses después, su petición se cumplió y su hija y ella pudieron rezar juntas a los pies de la Virgen, a quien María Salud pidió ayuda y protección.
Saluqui, que es como la llaman quienes la conocen, celebrará hoy la festividad de Santa Mónica con otras madres de Talavera de la Reina. Todas ellas pertenecen a alguno de los más de ochenta Grupos de Madres Mónica que han surgido en esta ciudad, y que son acompañados por las religiosas agustinas.
Madrid
También, inspiradas por el ejemplo de Santa Mónica y movidas por la necesidad de rezar por su marido y sus hijos, María Jesús Coterón y una amiga se pusieron en marcha en el año 2022 con la idea de formar un Grupo de Madres Mónica: «Las opciones que conocíamos eran las Mother prayers y los grupos Santa Mónica. Decidimos elegir a Santa Mónica, patrona de las esposas y madres cristianas como inspiradora e intercesora de nuestras oraciones».
Mª Jesús es, desde hace años, catequista en el Colegio Ntra. Sra. del Buen Consejo de Madrid y, por eso, ha puesto en conocimiento del equipo de pastoral del centro su deseo de crear una pequeña comunidad de oración. Este anhelo y su necesidad rezar les sirve de estímulo y aliento mientras el grupo termina de consolidarse: «Tomando como modelo las oraciones que rezan las madres de otros grupos empezamos a rezar juntas. A diario, una oración individual por todos nuestros hijos y maridos. Y, siempre que podemos, nos juntamos y rezamos otra oración algo más larga».
«Sin prisa y guiadas por el Espíritu -explica Mª Jesús-, nos planteamos la forma concreta de dar respuesta a nuestra inquietud como grupo vinculado al colegio. Nuestra prioridad es claramente la oración en común. Y esperamos poder empezar allí nuestro Grupo de Madres Mónica, para seguir rezando juntas por nuestros hijos y maridos, de la mano de Santa Mónica».
Mensaje del Prior General con motivo de Santa Mónica y San Agustín
Con ocasión de los días de fiesta de Santa Mónica y San Agustín, dos fechas importantes para la Orden de San Agustín, el Prior General, P. Alejandro Moral, ha escrito un mensaje dirigido a los religiosos y laicos de la familia agustiniana, en el que les invita a seguir en la vida el ejemplo de estos dos santos: «Que sus vidas de fe, esperanza y caridad, de oración, de súplica y alabanza y de búsqueda incesante de la verdad sigan siendo luz y guía en nuestro caminar diario».