El Monasterio de las MM. Agustinas de Talavera de la Reina (Toledo) ha cumplido 450 años de su fundación. Un aniversario celebrado con diversos actos, tanto con los alumnos y familias del colegio, como con religiosos agustinos de la Provincia de San Juan de Sahagún y tantas personas que, desde otros municipios, se han acercado hasta allí para acompañar a las religiosas en este momento tan especial.
El 9 de mayo del año 1573, en la calle Corredera del Cristo, de Talavera de la Reina, San Alonso de Orozco fundaba una comunidad de religiosas contemplativas, que desde el carisma agustiniano «fueran luz» para la ciudad.
Desde entonces, han sido cuatro siglos de presencia ininterrumpida en Talavera de la Reina, a través de todas las generaciones de monjas, «hermanas fieles que han sabido mantener esa llama encendida», como cuenta la Madre María García Rojo, superiora de la comunidad.
Primeras monjas
Francisca, hermana de San Alonso de Orozco, mujer de vida piadosa y entregada a las obras de caridad, al quedar viuda, comparte con su hermano su deseo de entregarse totalmente a Dios y pide orientación al fraile agustino, nombrado predicador de la corte del Rey Felipe II.
Así, en la casa donde ella había vivido, situada en la calle Corredera del Cristo, que había sido propiedad de su esposo, comenzó con un grupo de amigas, esta andadura con el nombre de “Beatas de San Agustín”.
En sus primeros años, el propio San Alonso era quien las orientaba y asistía, tanto en su sustento material, dedicando a este convento buena parte de su sueldo real, como del cuidado espiritual de las monjas, inculcando en ellas el amor a la Virgen, la devoción a la Eucaristía y el amor a la Cruz, los tres pilares que fundamentaron su vida espiritual.
A estas primeras Hermanas se unió también Magdalena, una niña a la que había resucitado San Alonso. Sus padres le prometieron que si la devolvía a la vida, la entregarían “para monja de un convento que iba a fundar en Talavera”. Y así fue cuando al cumplir la niña la edad prescrita pasó a formar parte de la Comunidad.
Un largo camino
Pasados tres años, edificaron la Iglesia con título y advocación de San Ildefonso, sin duda por la devoción del santo fundador al capellán de la Virgen. El día 2 de mayo de 1576 se celebra allí la Eucaristía por primera vez y se estrena el campanillo regalado por el santo fundador.
La Comunidad sufrió muchas adversidades y dificultades a lo largo de su historia, como la invasión de las tropas napoleónicas en el año 1808, la Desamortización de Mendizábal en el 1836 o la Guerra Civil española, cuyas bombas destruyeron el convento y las monjas tuvieron que trasladarse a vivir con sus propias familias y de las alumnas. Posteriormente, volverían para reconstruirlo y empezar de nuevo, confiadas siempre en la protección de la Virgen.
El colegio
Aunque ya en 1885 se había abierto una pequeña escuela, sería en el año 1901 cuando se reconocería oficialmente el Colegio según la normativa vigente y puesto bajo la protección de los Sagrados Corazones, a quien monjas y alumnos han profesado siempre una tierna devoción.
Con el traslado de la Comunidad en 1985 a su actual ubicación, en la finca llamada “El Toconal”, la antigua casa fundacional pasó a manos del Arzobispado, convirtiendo su iglesia en sede de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento. Además, el resto de sus instalaciones se utilizan para múltiples actividades apostólicas, en lo que se conoce como “Casa de la Iglesia”.
Semillero vocacional
Es importante saber que, las monjas, desde los primeros años de su fundación admitieron a la clausura a jóvenes que educaban según las costumbres de la época, por expreso deseo del santo. Chicas que, por el ejemplo que recibían de las monjas, se sentían llamadas a continuar esta forma de vida.
Esta dinámica, sigue ocurriendo en la actualidad, como cuenta la Madre María: «buena parte de las Hermanas que hoy formamos parte de esta Comunidad hemos sido educadas por ellas en el Colegio, recibiendo un valiosísimo ejemplo de entrega a Dios y de vida fraterna que hemos querido imitar, buscando a Dios con una sola alma y un solo corazón».
A lo largo de los años, la comunidad no solo ha ayudado a varios conventos de la Federación de Agustinas Contemplativa en España, escasos de vocaciones, sino que han salido de España para fundar comunidades en Panamá, primera rama de este gran árbol (1989), y en Colombia (12 de octubre del 2023), fundación solicitada por los Padres Agustinos que este curso está dando sus primeros pasos.
En aquellos lugares donde están presentes, la Comunidad ofrece, además del servicio docente, la posibilidad de ser escuela de oración y de vivir el Carisma agustiniano, a través de diversas asociaciones de fieles: los Oratorios de S. José (con los niños), Cor Unum (para jóvenes), Santa Mónica (adultos y familias), Madres Mónicas (grupos de madres que rezan por sus hijos), Santa Rita (abuelas), Asociación de Antiguos alumnos…y a través de la liturgia y la adoración al Santísimo.
La celebración
El pasado 9 de mayo, día en que se cumplían los 450 años de su fundación, acompañadas por alumnos, antiguos alumnos, religiosos y tanta gente que las quiere, se reunieron para dar gracias por su presencia, su trabajo y su testimonio de fe.
Después de visitar la Iglesia, a las 17.30 horas, tuvo lugar un sencillo acto de memoria agradecida en el Colegio y, a continuación, se celebró una Misa de Acción de Gracias en la Iglesia, que presidió el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro.