Celebraciones en la Parroquia de la Inmaculada, en Chambas

La parroquia agustina de la Inmaculada, en Chambas (Cuba) ha celebrado en la primera quincena de diciembre la fiesta de su patrona y ha sido sede de un retiro diocesano de jóvenes. La actividad pastoral y comunitaria se mantiene en dicho país, a pesar de las grandes dificultades por las que pasa. Al ya de por sí complejo contexto que Cuba arrastra desde hace años, se han sumado en los últimos meses, el paso del huracán Melisa y el impacto de una pandemia vírica, agravando la situación hasta desembocar en una auténtica emergencia sociosanitaria.

Fiesta de la Inmaculada

A las 17:00 horas del 8 de diciembre de 2025, la comunidad de la Parroquia de Chambas se reunió para celebrar con profundo gozo la Solemnidad de la Inmaculada, patrona de la parroquia. La eucaristía fue presidida por el párroco, P. José Alberto Escobar, OSA, y concelebrada por el P. Daríusz, administrador diocesano, junto al P. José Rolando García, OSA. También participaron los PP. Sylwester, Arthur, Jorge y los diáconos Randol, Jorge y Andrés, signo de comunión eclesial y alegría para la Iglesia local.

A pesar del ya frecuente apagón, nada pudo detener la alegría del pueblo creyente. Al concluir la Eucaristía, salieron en procesión con la imagen de la patrona por las calles principales de Chambas. No hizo falta corriente eléctrica: la luz de Cristo iluminó y María, la Inmaculada, acompañó a la comunidad como estrella en medio de la noche oscura. Desde la comunidad parroquial señalan que fue una fiesta patronal profundamente hermosa, llena de fe y devoción, que culminó con la bendición impartida por el P. Daríusz.

Retiro de jóvenes

Y una semana después, el fin de semana del 13 y 14 de diciembre, la parroquia acogió a 60 jóvenes de la Diócesis, que han participado en un Retiro de Adviento, en el que los participantes han profundizado sobre su vida espiritual y su relación con Dios.

Durante estos días, los jóvenes asistieron a charlas sobre la identidad y el propósito de cada joven como hijo de Dios, enfatizando la importancia de la búsqueda de la felicidad y la santidad.

Desde la comunidad parroquial explican que los jóvenes se enfrentan a preguntas profundas sobre su realidad y la conexión con la fe. A través de estas reflexiones, se les ayuda a que avancen en su experiencia de fe y crecimiento personal.

Uno de los momentos más destacados del retiro fue la exposición del Santísimo, donde los jóvenes experimentaron una intensa espiritualidad. Durante este tiempo, muchos participaron en la confesión. La noche culminó con una fogata, donde cada joven quemó un papel que simboliza sus temores, dejando que el fuego del Sagrado Corazón de Jesús consuma sus inquietudes. Alrededor de la fogata, los participantes cantaron, creando un ambiente de fraternidad y alegría.

El domingo, los participantes se reunieron para celebrar la Eucaristía, un momento de unidad y comunión. La misa se convirtió así en una oportunidad para renovar su compromiso con la fe y la comunidad.

Al finalizar el retiro, los chicos y chicas agradecieron a los religiosos agustinos, a las hermanas misioneras del Sagrado Costado y al P. Lázaro su ayuda, hospitalidad y acompañamiento durante estos días.

Retiros como éste -señalan desde la organización del encuentro- en contextos tan complejos como el de Cuba, fortalecen la fe de los jóvenes y les ofrecen herramientas para enfrentar sus miedos y construir una vida plena en Cristo. Estas actividades de la Iglesia son signos de esperanza en tiempos de adversidad

Los Agustinos en Cuba

La primera presencia agustiniana en Cuba data de la época colonial y fue protagonizada por los Agustinos de México (Provincia del Nombre de Jesús de la Nueva España), que llegaron a la mayor de las Antillas en 1588 y permanecieron allí hasta ser expulsados en 1842.

La restauración de la presencia agustiniana en Cuba correspondió a los Agustinos norteamericanos (Provincia de Sto. Tomás de Villanueva), que llegaron a La Habana el 30 de enero de 1899. Hasta su expulsión por la revolución castrista en 1961, realizaron una importante obra pastoral y educativa.

En noviembre de 2006 se restauró la presencia de la Orden en Cuba anhelada por años. Tras una tentativa realizada en tiempos del Generalato del P. Miguel A. Orcasitas y con personal de la Provincia de Castilla, el proyecto de restauración de la Orden en Cuba se concretó en la posibilidad real de fundar una comunidad agustiniana en la Diócesis de Ciego de Ávila, en el centro del país y una de las más necesitada de clero en ese momento. Esa primera fundación (Parroquia de la Inmaculada en Chambas) abrió las puertas para la instauración definitiva de los agustinos en Cuba.

Tras la visita realizada por el Prior General, P. Roberto Prevost en 2008, se crearon otras dos comunidades. Una de ellas en el oriente cubano (Parroquia de San José en Puerto Padre, Diócesis de Holguín, el 2 de febrero de 2008 y que se entregó a la diócesis en 2024). Y, la otra, en La Habana-Este (Tarará, Parroquia de Barreras, en septiembre de 2008, comunidad que por petición expresa del entonces Arzobispo Jaime Cardenal Ortega, se trasladó a la del Cristo del Buen Viaje en La Habana Vieja en 2011).

Cada una de las Parroquias cuenta con varias comunidades y casas de misión. Tras la visita en abril del 2008, el Prior General erigió la misión en Cuba como Delegación de la Orden de San Agustín.

En la actualidad se mantiene una comunidad en Chambas y otra en La Habana.