
Del 21 al 30 de agosto tuvo lugar el Campamento Tagaste en Portugal. Como en ocasiones anteriores fue en Penafirme, en el seminario de Nuestra Señora de Gracia, antiguo convento perteneciente a la Orden. Ciento tres jóvenes y adolescentes de las dos parroquias agustinianas del país luso tuvieron la oportunidad de disfrutar de una experiencia de fe y de amistad, que les ha ayudado a crecer como personas.
El tema escogido para dar contenido al campamento fue el de los cuentos, los clásicos de toda la vida. De ahí el título dado al campamento de este año: “Tagaste, un mundo encantado”.
Las historias son transmisoras de grandes verdades que hablan de la humanidad. Así, durante el transcurso de los días los acampados, junto con los monitores y los padres agustinos que les acompañaron, pudieron reflexionar sobre estas verdades que a todos nos atañen, para contemplarlas desde la fe.
Una de las grandes novedades que se implementaron este año fue la creación de una verdadera “capilla campal”. Esta se encontraba adornada con una imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo y de San Agustín, así como con una representación de la Última Cena, lo que ayudó a crear un ambiente de recogimiento en los momentos de oración.
Juventud Agustiniana Portuguesa
Como siempre, el campamento fue organizado por la JAP, la Juventud Agustiniana Portuguesa, la asociación juvenil marcada por la espiritualidad agustiniana.
Los coordinadores del campamento quieren agradecer a los jóvenes que hicieron posible el campamento con su presencia, su disposición y su entrega. Así como a los voluntarios del equipo de cocina, feligreses de las parroquias agustinas en Portugal, que dedican esos momentos de su vida para cuidar de los demás. Y, cómo no, a los religiosos agustinos de las dos comunidades agustinas presentes en Portugal. Como señalan, «El campamento Tagaste es una cosa de todos».
Se puede decir que la JAP, que acaba de cumplir treinta y cinco años de historia, es la semilla del proyecto de pastoral juvenil agustiniano que actualmente existe en Portugal y, en gran medida, el eje de los distintos ámbitos pastorales de las parroquias agustinianas en este país.
«Gracias a la JAP, ha sido posible dibujar un proyecto pastoral de vida, orientado desde el inicio de las catequesis de niños, hasta la constitución de una fraternidad agustiniana -explica el P. Joao Miguel Russo Silva-. De hecho, la JAP ha sido también la cuna de tres de las cinco fraternidades agustinianas que existen actualmente. Además, esta asociación es la raíz de las vocaciones a la vida religiosa agustiniana (masculina y femenina)».





