Del 14 de agosto al 3 de septiembre, un grupo de cinco profesores del Colegio San Agustín de Ceuta (Nuria, Laura, Pablo, Cristina y Juanlu) y una estudiante de Medicina y miembro del del grupo de jóvenes (Rosario), acompañados por el religioso agustino, P. Alberto Gadea, han viajado hasta la Misión de Mapinhane, en Mozambique, donde vive una comunidad de agustinas misioneras.
Han sido tres semanas de trabajo intenso y de convivencia, durante las cuales han podido conocer más de cerca la realidad del país y formar parte de la vida de comunidad de las agustinas misioneras de Mapinhane, con quienes el colegio tiene un vínculo desde hace siete años.
El día a día
La jornada comenzaba cada día a las 8:00 horas con un momento de oración. A partir de ahí, uno de los principales cometidos del grupo ha sido ayudar a construir palhiotas, tal y como puede verse en el vídeo y en alguna de las imágenes. La mayor parte de la mañana y de la tarde estaba dedicada a este trabajo, que terminaba con la celebración de la Eucaristía a las 18:30. Después de la cena, el grupo tenía un tiempo de convivencia con las hermanas agustinas y los niños que viven con ellas. Días muy aprovechados, con un horario muy definido en los que ha habido tiempo para el trabajo, la oración personal y comunitaria, así como la convivencia con las personas del pueblo.
Todos coinciden en que ha sido una experiencia muy buena porque el grupo ha estado muy unido: «Hemos estado 24 horas conviviendo. Íbamos juntos a todas partes. La experiencia ha dado muchos frutos porque ha supuesto un encuentro con uno mismo, con Dios, con las agustinas y también entre los distintos miembros del grupo».
El P. Alberto Gadea es el Coordinador de Pastoral del Colegio San Agustín de Ceuta, un centro que está hermanado con la misión que las Agustinas Misioneras tienen Mapinhane. Por eso, lo que se recauda en las campañas solidarias que se organizan en el colegio a lo largo del curso, y que oscila entre los 12.000 y los 13.000 euros anuales, se destinan, en gran medida, a apoyar la labor que desarrollan las agustinas misioneras en el país africano.
Las agustinas misioneras de Mapinhane
Actualmente, la comunidad está integrada por cuatro religiosas agustinas, dos jóvenes mozambiqueñas en proceso de formación y otras dos chicas que participan en una experiencia vocacional. Además del colegio, las agustinas misioneras atienden una ONG que distribuye alimentos a madres jóvenes y participan en la Parroquia de San José de Mapinhane. El P. Alberto cuenta que, aunque es una zona que tiene servicios públicos, las agustinas son toda una institución: «El centro de atención de Mapinhane son las agustinas; son las heroínas y las salvadoras de esta zona de Mozambique»
Vocaciones
En los años que el P. Alberto lleva viajando a Mozambique, ha visto crecer en los jóvenes un interés por la vida religiosa. De hecho, este año tres jóvenes han hablado con él durante su estancia en Mapinhane, interesándose por la vocación religiosa y la espiritualidad agustiniana: «El cristianismo está creciendo mucho en esta zona de África. De hecho, la diócesis a la que pertenece Mapinhane se está planteando construir más parroquias para atender las necesidades de las comunidades».
Precisamente, el pasado 25 de agosto, ha emitido los votos simples en Pavía (Italia), Fr. Salvador Nahmire, el primer mozambiqueño de la Orden de San Agustín. Este hecho es una alegría muy grande para los agustinos. Además, hay dos jóvenes más estudiando Filosofía. Así que la perspectiva vocacional es muy esperanzadora».
Ya de nuevo en Ceuta, el grupo tiene ahora el reto de retomar la rutina, como profesores y estudiantes, después del choque que ha supuesto una experiencia de este tipo, a nivel religioso, cultural y personal. Todos vuelven a la vida de antes, pero su corazón ya no es el mismo. El P. Alberto Gadea incide en lo importante que es hacer un seguimiento con cada una de las personas que ha vivido esta experiencia, que «supone un punto de inflexión en la vida de cada uno de ellos».
