Voluntariado internacional en Mozambique

Profesores, alumnos y religiosos del Colegio San Agustín de Ceuta han participado en una experiencia de voluntariado en Mozambique.

Un año más, desde el Colegio San Agustín de Ceuta, se ha lanzado la invitación para participar en una experiencia de voluntariado internacional junto a la comunidad de religiosas agustinas de Mapinhane (Mozambique). En esta ocasión, han viajado hasta allí siete personas: cinco de ellos miembros de la comunidad de jóvenes vinculada al colegio, una profesora del Colegio San Agustín de Los Negrales y el religioso agustino P. Alberto Gadea.

Esta experiencia surgió hace unos años durante una estancia del P. Alberto Gadea en Malta, donde vivió unos meses para estudiar inglés. Con los agustinos de la provincia maltesa viajó por primera vez al país africano y, desde entonces, su vínculo con las religiosas agustinas no ha hecho más que crecer.

Las agustinas misioneras de la Misión de Mapinhane proceden de Brasil y llevan en Mozambique más de veinticinco años. Allí tienen colegio, internado y una ONG que ayuda a las mujeres de la zona con alimentos, ropa y, en general, con la educación de sus hijos. La Misión de las agustinas desarrolla una intensa actividad pastoral en colaboración con la Parroquia de San José de Mapinhane, fruto de la cual son las vocaciones autóctonas que han surgido en los últimos años.

La experiencia de voluntariado ha tenido lugar del 7 al 31 de agosto y comenzó con una escala de tres días en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). El P. Alberto subraya la importancia de este primer momento para que los miembros del grupo se conozcan mejor y también para poder apreciar después los contrastes que ofrece el continente africano.

Jornadas intensas

El grupo tenía varias tareas asignadas para estos días. Por una parte, como han hecho otros veranos, la construcción de una palhiota, como puede apreciarse en una de las fotografías. Las palhiotas son el tipo de construcción tradicional de la zona, donde viven muchas de las familias con las que están en contacto las agustinas.

Además, en esta ocasión han pintado las paredes del colegio; han dado alguna charla a profesores y alumnos y han distribuido alimentos y ropa de bebé que han realizado las mujeres de la Hermandad del Rocío de Ceuta y que han traído desde allí.

Las jornadas comenzaban poco después de la 7:00 horas con un rato de oración. El trabajo de la mañana estaba centrado en la construcción de la palhiota y el de la tarde en la restauración de las pareces del colegio y en otras necesidades que les iban surgiendo a las hermanas agustinas.

Explica el P. Alberto Gadea que todos los días celebraban la Eucaristía y veían atardecer juntos. Por otra parte, siempre había un rato para convivir y conocer más de cerca a las hermanas, algo que les ha aportado mucho a todos.

Jornadas intensas y cansadas, que no terminaban mucho después de las 22:00 horas.

Hermanamiento

Después de todos estos años, existe un auténtico hermanamiento entre la comunidad de los agustinos de Ceuta y las agustinas misioneras de Mapinhane. Actualmente, ya son veinte las personas que han realizado esta experiencia de voluntariado y, durante el año, el contacto entre ambas comunidades es permanente.

La mayoría de las acciones solidarias que se llevan a cado en el Colegio San Agustín de Ceuta a lo largo del año tienen como destino Mozambique. Y, desde la comunidad educativa, se promueve el conocimiento de las necesidades y la situación del colegio de Mapinhane, así como de la evolución de los proyectos con los que colaboran.

En los últimos años se ha financiado la reparación de un módulo de Secundaria del colegio que las agustinas tienen en Mapinhane y la construcción del comedor y la biblioteca de Primaria. Además, durante el año se va enviando dinero que se invierte en alimentación y en necesidades concretas que surgen a lo largo del año.

Pastoral vocacional

El P. Alberto Gadea subraya que, además de la colaboración en proyectos y el vínculo emocional que se tiene con la Misión de Mapinhane, es evidente el fruto vocacional que esta experiencia, mantenida en el tiempo, está teniendo. Ya que, una de las riquezas de este voluntariado es el testimonio de fe que se da, desde la espiritualidad agustiniana, mostrando también la diversidad y la riqueza de la familia agustiniana.

En el caso de las misioneras agustinas, hay varias jóvenes mozambiqueñas en período de formación y varias realizando una experiencia vocacional.

Por otra parte, cabe destacar la historia de Fr. Salvador Nahmire, que estudia Teología en El Escorial y que es el primer mozambiqueño de la Orden de San Agustín.

El P. Alberto Gadea señala que el cristianismo está creciendo mucho en esta zona de África y que la diócesis a la que pertenece Mapinhane se está planteando construir más parroquias para atender las necesidades de las comunidades.

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