Voluntariado en Tierra Santa, de los colegiales del CMU Elías Ahúja

Un grupo de colegiales del CMU Elías Ahúja ha estado en Tierra Santa participando en una propuesta de voluntariado.

Del 14 al 30 de julio, nueve universitarios del CMU Elías Ahúja han participado en labores de voluntariado con las Religiosas Clarisas de Nazaret y el equipo de Cáritas-Tierra Santa.

Es la primera vez que el CMU Elías Ahúja ha organizado un plan de voluntariado en Tierra Santa. La experiencia ha sido tan positiva que, desde el Colegio Mayor, afirman que ya están pensando en repetirla en un futuro.

Esta actividad de verano es parte de la propuesta de voluntariado que, el Colegio Mayor Elías Ahúja, ofrece a sus colegiales durante el curso. Entre  estas actividades están la Operación Kilo, las campañas de recogidas de alimentos o el festival solidario.

Así, del 14 al 30 de julio, los jóvenes han estado, en un primer momento, colaborando en labores de limpieza y reparaciones en la huerta del monasterio de las Religiosas Clarisas de Nazaret. Y, posteriormente, han participado en los programas que Cáritas desarrolla en Jerusalén, Belén y en Ramala, en un centro de día y un campamento parroquial.

Voluntariado

El Director del colegio mayor, el P. Manolo García, OSA, subraya que, el voluntariado es uno de los pilares que da sentido a la presencia agustiniana en la vida universitaria, junto con la pastoral: «Ambos son los grandes pilares que dan sentido a nuestra presencia en la vida universitaria. La fe y la caridad en intima conexión con la formación académica de los jóvenes universitarios».

El religioso agustino añade que el voluntariado permite que estos jóvenes ofrezcan lo más importante que tienen, que es su tiempo: «El dinero es de sus padres, aunque alguno ha trabajado para pagarse el viaje. De manera que, si son capaces de renunciar a su tiempo libre, e incluso a su tiempo de estudio, por ayudar a los demás, estamos consiguiendo que el bien común, como diría el Papa Francisco, sea algo fundamental en su vida. Es una manera de hacer frente a la tentación del individualismo, que es tan poderosa en la sociedad actual».

Experiencia de vida

Carlos Lorenzo es uno de los jóvenes universitarios que ha participado en el voluntariado: «A nivel personal ha supuesto entrar en contacto con una cultura distinta en todos los niveles; país nuevo, comida nueva…  A nivel espiritual ha supuesto volver a encontrar el camino de la fe y los valores cristianos que trataron de transmitirme de pequeño y que había dejado medio olvidados. He sentido un enorme crecimiento espiritual; he vuelto a conectar lo que tenía olvidado y ahora me está ayudando en el día a día».

Ver cómo se encuentra un país que durante toda su historia ha sufrido guerras, muchas de ellas por causa de la religión, y cómo hoy se esfuerzan para que exista una convivencia pacífica, es unos de los aspectos que más le ha impresionado, no solo a Carlos.

Sigfrido Seguí es la tercera vez que se une a un proyecto de voluntariado internacional y tiene una gran inquietud por las necesidades del prójimo. En este caso, también sentía mucha curiosidad por la realidad de permanente conflicto que se vive en esa zona. Estas son algunas de las razones que le animaron a participar en una experiencia que, según él mismo señala, le ha cambiado: «Además de ver mundo, quería entender y ver cómo se vive uno de los conflictos latentes en el mundo, el judeo-palestino, y como eso se cronifica y nadie hace realmente nada por encontrar una solución. Además, como católico, ir a Tierra Santa ha sido increíble, me ha acercado muchísimo a Dios. No se me puede olvidar la primera vez que entré en el Santo Sepulcro».

En Tierra Santa

Han sido quince días intensos de choque cultural, de mucha actividad y entrega, mientras pisaban los mismos lugares en los que vivió Jesús. Además de las tareas concretas que tenían asignadas en estas dos semanas, el grupo ha visitado Nazaret, Tagba, Cafarnaún, el Monte de las Bienaventuranzas, el Monte Tabor, Acre, Galilea, Magdala, Jerusalén, Belén y Ramala.

La realidad es que el voluntariado siempre deja huella. En este caso, además, el contexto tampoco ha dejado indiferente a estos chicos que han vuelto con más capacidad para valorar el hecho de tener una familia y de poder estudiar. Así como el reto que supone para todos construir hogar y entornos seguros, más allá del lugar en el que cada uno vive.

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