Pastoral de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos termina el 25 de enero, día de la conversión de San Pablo.

Cada año, del 18 al 25 de enero, la Iglesia Católica junto con otras confesiones religiosas, celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Un octavario de oración que, en el ámbito diocesano, se vive como un momento privilegiado para promover el encuentro con comunidades de otras iglesias y, también, para ofrecer un mayor conocimiento de lo que nos une y de aquello que nos separa, a través de celebraciones, conferencias y talleres.

Por otra parte, las congregaciones religiosas y otras realidades eclesiales también se hacen eco de esta convocatoria que pone el acento en la riqueza que supone la diversidad y la importancia de poder vivir la unidad a pesar de las diferencias.

La espiritualidad agustiniana da una relevancia especial a la unidad, no solo como algo por lo que hay que rezar, sino como una misión en la que hay que avanzar con acciones y proyectos concretos.

El ámbito de la caridad es uno de los contextos en los que más se ha avanzado en la unidad. Cada vez son más las iniciativas en las que personas de distintas confesiones trabajan conjuntamente para atender las necesidades de las personas más vulnerables y para combatir las injusticias.

En los colegios agustinos de España, en la oración de la mañana, se ha hecho referencia a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva como lema «Amarás al Señor, tu Dios… y al prójimo como a ti mismo».

Cambiar mente y corazón

En el podcast «Los Agustinos a tu Lado», esta semana, el religioso agustino Fr. Marcelino Esteban señala que el camino hacia la unidad es un camino de conversión en el que los cristianos estamos llamados a cambiar la manera de pensar, para poder cambiar el corazón y, por ende, modificar nuestra manera de actuar y poder celebrar juntos que, a pesar de las diferencias, todos somos parte de una misma familia.

Oración

Dios misericordioso,
tú que eres la fuente de todo amor y bondad, permítenos ver las necesidades de nuestro prójimo.
Muéstranos lo que podemos hacer para alcanzar la sanación.
Cámbianos, para que podamos amar a todos nuestros hermanos y hermanas.
Ayúdanos a superar los obstáculos de la división,
para que podamos construir un mundo de paz para el bien común.
Gracias por renovar tu creación
y conducirnos a un futuro lleno de esperanza.
Tú que eres Señor de todo, ayer, hoy y siempre.

Amén.

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