Ordenación diaconal de seis agustinos en El Escorial

El 29 de junio el Monasterio de El Escorial acogió la celebración de la ordenación diaconal de seis religiosos agustinos.

El 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, la Basílica del Real Monasterio de El Escorial acogió la celebración de la ordenación diaconal de seis religiosos agustinos, presidida por el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Vicente Martín Muñoz. Un día de fiesta y alegría para la Iglesia y de manera especial, para la Familia Agustiniana.

Fr. Archille Banga Awule y Fr. Joseph Wasia Embale nacidos en la República Democrática del Congo, Fr. Euribiades Soto Chrú, Fr. Octavio Jiménez Santo y Fr. Winston Puente Sánchez, nacidos en Panamá, y Fr. Walter A. Bermúdez Pérez, natural de Costa Rica, aunque pertenece al Vicariato de Panamá, recibieron la ordenación diaconal acompañados de un numeroso grupo de religiosos agustinos que quisieron acercarse hasta el Monasterio de El Escorial para celebrar este día de fiesta.

El diaconado es el primer grado del sacramento del Orden en la Iglesia Católica, que confiere el ministerio del servicio a la Iglesia. Esta idea, junto con la invitación a ser instrumentos de unidad y comunión, estuvo muy presente en toda la celebración.

Después de la presentación de los candidatos por parte del P. Nolasco Msemwa, OSA, y del P. Rafael Alonso, OSA, el Prior Provincial de la Provincia agustiniana de San Juan de Sahagún, P. Domingo Amigo, solicitó al obispo que los seis candidatos fueran ordenados diáconos, ya que se les consideraba dignos.

Homilía

En su homilía, el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Vicente Martín Muñoz, subrayó la alegría que supone constatar que Dios sigue llamando y la gratitud ante la generosidad y el «sí» de cada uno de los seis jóvenes agustinos.

La celebración coincidió con la fiesta de San Pedro y San Pablo, hermanos en la fe y en el martirio, a los que reconocemos como pilares de la iglesia. Y, en este sentido, el obispo recordó que la tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a los dos apóstoles, y que juntos representan todo el Evangelio de Cristo.

El obispo explicó que, actualmente, tal y como sucedió con Pedro, es el amor de Dios lo que impulsa a los cristianos a hacer un seguimiento incondicional: «Pedro se siente amado, llamado y enviado».

«El diaconado viene precedido de un largo camino, en el que, con la ayuda del Espíritu Santo, se han ido esculpiendo en vuestros corazones los valores que necesitáis para esta misión», dijo a los candidatos.

Les recordó que el sacramento implica servicio a Dios y a los hombres. Y les invitó a vivir el carisma agustiniano: «Vivid el amor cristiano plasmado en el servicio y en la humildad; así nunca os equivocaréis».

A modo de una breve hoja de ruta, les dijo: «Nunca vayáis con la lección aprendida, ni os situéis jamás por encima de nadie. Sois servidores; no más. Dejaos acompañar como habéis hecho hasta ahora. Dejarse acompañar es aprender a hacer el camino con otros, y ponerse en disposición para discernir juntos lo que Dios quiere».

Por último, les animó a no perder nunca la esperanza, pues no estáis solos en esta aventura: «Contáis con la gracia de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, con la familia agustiniana, con todo el pueblo de Dios y con vuestras familias».

Símbolos y rito

A continuación, los seis religiosos prometieron obediencia al obispo diocesano y al superior legítimo, siendo consagrados por la imposición de manos y la plegaria de ordenación, confiriéndoles el don del Espíritu Santo para el ejercicio de su ministerio.

Seguidamente, fueron revestidos con los ornamentos propios de su nuevo estado:la estola diaconal y la dalmática, manifestando así visiblemente el ministerio que ejercerán a partir de ahora.

La celebración continuó con la entrega, de manos del obispo, del libro de los evangelios como signo de su función de proclamar y predicar la Buena Nueva. Concluyó el rito de ordenación con el saludo de paz del obispo a los nuevos diáconos, como signo de comunión y acogida. También fue leído un mensaje de felicitación del Prior General de la Orden de San Agustín, P. Alejandro Moral Antón.

Antes de la bendición final, Fr. Walter y Fr. Joseph leyeron unas palabras dando las gracias a la Provincia de San Juan de Sahagún y a la Orden por la formación, el acompañamiento recibido durante los últimos años, así como por el apoyo que ha supuesto la vida comunitaria.

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