
En los últimos meses, el religioso agustino Mons. Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo de la Sinodalidad, ha presentado en distintas diócesis e instituciones el Documento final titulado: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión», un texto que refleja un proceso sinodal y una experiencia de comunión en la Iglesia, que lleva a la corresponsabilidad para la misión.
En todo el proceso sinodal se destacan tres aspectos principales. Por una parte, la dimensión renovadora. Por otra, el carácter de proceso en desarrollo. Y, por último, la participación orientada a la misión.
La sinodalidad es fruto maduro del Concilio Vaticano II y desarrolla su eclesiología, partiendo del Bautismo como sacramento principal y básico.
Sinodalidad y el pontificado del Papa Francisco
Mons. Luis Marín explica que una de las principales claves del pontificado de Francisco y también uno de sus mayores logros ha sido, la recuperación y potenciación de la sinodalidad en la Iglesia, con la que invita a restaurar y profundizar en las raíces como Pueblo de Dios.
«La Iglesia es Pueblo de Dios, cuya ley es el amor -subraya Mons. Luis Marín-. Esta caridad fundamenta la comunión con Cristo y, en él, con todos los hermanos y hermanas; orienta al servicio y a la participación como exigencia vocacional; impulsa a todos a la tarea evangelizadora. Aquí está sintetizada la sinodalidad. Este es el objetivo propuesto por el papa Francisco».
El papa Francisco ha reiterado que la clave de este proceso debe ser necesariamente espiritual, evitando así la ideologización: «Se trata, por tanto, de escucharnos unos a otros y todos al Espíritu, que habla en el Pueblo de Dios. Escuchar para discernir qué quiere el Señor de nosotros en este momento de la historia. Discernir para actuar, buscando siempre el bien de la Iglesia».
En sus intervenciones Mons. Luis Marín invita a leer y releer el documento en familia, en la parroquia o en la comunidad a la que cada uno pertenezca, porque puede ayudar a revisar maneras de trabajar y, porque como él explica, la sinodalidad no termina nunca: «Es una dimensión constitutiva de la Iglesia, que la define en su ser, hacer y estilo. Se concreta o expresa en diversos eventos y estructuras, una de las cuales es el Sínodo de los Obispos que, en su última Asamblea, trató el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión participación, misión”. Ahora estamos en la fase de implementación de las conclusiones del Sínodo. Está en marcha un programa para desarrollar esta fase en las Iglesias locales y en toda la Iglesia, que concluirá con una Asamblea General a celebrarse en el Vaticano en el 2028».







