El día 28 de diciembre celebramos el día de los santos inocentes y hacemos memoria del relato del Evangelista Mateo. El rey Herodes el Grande se siente burlado por los Magos de Oriente, pues no le indicaron el lugar exacto del nacimiento del Mesías. Como consecuencia, ordena ejecutar a los niños menores de dos años nacidos en Belén y en sus alrededores, para intentar deshacerse del Niño Dios.
Sobre el significado de esta fecha de los santos inocentes, tanto históricamente, como en el contexto del mundo actual, hablamos con el P. Javier Antolín, OSA. Es el Consejero Provincial de la Provincia agustiniana de San Juan de Sahagún, y está encargado de acompañar a las comunidades pertenecientes a las circunscripciones provinciales en Asia y África.
¿Cómo se interpreta históricamente este relato de los santos inocentes?
En la actualidad, la mayoría de los historiadores ponen en duda la veracidad de ese relato. El pasaje de los santos inocentes lo encontramos solamente en el Evangelio de Mateo. El historiador Flavio Josefo no menciona el episodio en ninguna de las obras en las que documenta la historia judía del siglo I, en las que narra muchas de las fechorías del monarca. Entre estas, Herodes asesinó a su mujer, a los dos maridos de su hermana, a su suegra, e incluso a dos de sus hijos. Por lo tanto, no sería difícil pensar que hubiera mandado el asesinato de esos niños. De todos modos, no serían muchos niños los asesinados pues Belén era un lugar pequeño.
¿Qué sentido tiene este día en la actualidad?
Celebrar esta fiesta es una ocasión para ver cómo hay muchos infantes que siguen sufriendo y son asesinados en el mundo de hoy. Han pasado muchos años, pero la infancia sigue siendo maltratada, incluso muchos mueren diariamente por el aborto antes de nacer. Podemos pensar en los niños de Gaza y todas las guerras, los niños esclavos, los niños soldados, los niños que son abusados, los niños que trabajan desde la tierna infancia, el tráfico sexual infantil que se denuncia en la película Sonido de Libertad, etc.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Desde luego, no podemos por menos de conmovernos ante las lágrimas de los niños y ante el dolor de tantos infantes que no pueden vivir su niñez de manera digna. El gemido de los niños, como los llantos y lamentos de Raquel, que dice el profeta Jeremías, claman al cielo. Así, ante los santos inocentes de hoy. ¿Qué podemos hacer nosotros? Primero, darnos cuenta que, aunque en nuestro mundo occidental hay pocos niños y, a veces, están sobreprotegidos y se convierten en tiranos, en el mundo hay millones de niños que no pueden vivir su infancia, pues son maltratados. Segundo, hemos de recuperar y reivindicar los valores de la infancia: la inocencia, sencillez, ternura, alegría. Tercero, dentro de nuestras posibilidades, ser sensibles y denunciar cualquier tipo de atropello o humillación hacia los niños.