Las parroquias agustinas celebran el Santo Niño de Cebú

Cada tercer domingo de enero, se celebra el Santo niño de Cebú, muy venerado en Filipinas, donde los agustinos llevaron la fe católica.

Las parroquias agustinas pertenecientes a la antigua Provincia agustina de Filipinas, tienen un vínculo especial con el país oriental. Esto se debe a que los misioneros agustinos, desde el P. Andrés de Urdaneta, fueron quienes llevaron la fe católica a Filipinas. La historia de la evangelización del pueblo filipino se remonta al S.XVI, y no se entiende sin la referencia a la isla de Cebú, en la costa oriental de Filipinas. Allí la imagen del Santo Niño de Cebú es venerada, siglos después, cada tercer domingo de enero.

El Sto. Niño es una de las devociones más famosas de los católicos filipinos. En 1721 el Papa Inocencio XIII declaró el tercer domingo de enero como fiesta de Sto. Niño con liturgia propia. Y, en 1965, el Papa Pablo VI honró la imagen de Santo Niño de Cebú mediante la coronación canónica. En la actualidad, esta devoción está extendida por todas las partes de Filipinas y del mundo donde se encuentran residiendo los filipinos.

También en España, en las Parroquia San Agustín de Valladolid, San Agustín de Barcelona o Santa María del Bosque de Madrid, celebran este día con las comunidades filipinas de la ciudad. Son jornadas con un colorido especial y con un tono muy exótico en la celebración de la Eucaristía, en alguna ocasión presidida por el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Auza, que es de origen filipino.

Provincia de Filipinas

Desde que, en el S.XVI, llegaron los primeros misioneros agustinos a Filipinas, el Real Colegio Seminario de Valladolid se convirtió en centro neurálgico de esta importante misión. Tanto es así que, en la ciudad se les conocía popularmente como los «padres agustinos filipinos», por no hablar de que el destino de tantos religiosos agustinos, terminó dando nombre a la Provincia de Filipinas.

El Museo Oriental, que tiene su sede en el Real Colegio, es fruto de la labor misionera de siglos. Y, en determinados momentos de la historia, este apostolado en el oriente tuvo una relevancia estratégica tal, que libró al convento de Valladolid de la desamortización.

Parroquias agustinas

El pasado domingo 19 de enero, en la Iglesia de San Agustín de Barcelona, se celebró el Sinulog, la fiesta en honor del Santo Niño de Cebú. Fue una celebración conjunta con la Comunidad Filipina de Barcelona, el Consulado General de Barcelona, la Oficina de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona y los Padres Agustinos.

Por la mañana, distintos grupos populares filipinos, hicieron los bailes típicos del Sinulog en la Plaza de San Agustín. A continuación se celebró la Eucaristía presidida por el P. Michael Go, OSA, en la Iglesia de San Agustín. Como es tradición, al finalizar la misa, se repartieron comidas y bebidas a todos los asistentes.

En Madrid, la Catedral de La Almudena acogió ese mismo día la celebración de la fiesta del Santo Niño, presidida por Mons. Vicente Martín, obispo auxiliar de la diócesis. Para no interferir con ella, la Parroquia agustina de Santa María del Bosque, lo había celebrado el domingo anterior con gran alegría, compartiendo la eucaristía y posteriormente los alimentos.

La Parroquia San Agustín de Valladolid también vivió un día de fiesta con bailes que reflejaron las tradiciones que el pueblo filipino ha mantenido con el paso de los siglos. De esta manera transmiten la devoción al Santo Niño de Cebú y el cariño a los religiosos agustinos, de generación en generación.

En la Parroquia San José, de Bilbao, el párroco -el religioso agustino P. Julio Santiago Halili- es de origen filipino. Así que la parroquia también disfrutó el pasado domingo de un día de fiesta con mucho color. Se recordó el origen de esta devoción y la importancia que tiene la espiritualidad agustiniana en la historia y los valores de un pueblo como el filipino.

Religiosos kastilas

Desde el SXVI, han sido muchos los religiosos misioneros españoles que han entregado su vida en la evangelización del pueblo filipino. Allí se les conoce con el apodo de los padres kastilas (castilla). Han sido muy queridos y respetados por la población, pues dedicaron su vida a predicar el mensaje de Jesús y, también, a hacerlo realidad en obras de todo tipo a favor de la población de las islas.

Gracias a todos ellos, tanto agustinos como dominicos, franciscanos, jesuitas, las Islas Filipinas son en estos momentos, en palabras del Santo Padre «el principal país católico de Asia: un don de Dios y una bendición, pero también una vocación. Los filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia».

En recuerdo de todos los religiosos misioneros españoles, padres kastilas, que han dado su vida en las Filipinas, traemos a nuestra memoria al P. Horacio Rodríguez Rodríguez, OSA, que falleció en la ciudad de Makati (Manila), el pasado 27 de diciembre a los 93 años de edad. Llegó a estas islas del Poniente en el año 1961 y, desde entonces, entregó su vida a lo largo de 63 años en la formación de niños y jóvenes. Primero en la Universidad San Agustín de Iloilo y, después, en el Colegio San Agustín de Makati (Manila), ambos centros creados y dirigidos por los agustinos.

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