Este año, el mensaje del Papa Francisco con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia celebra cada 1 de enero, ha estado íntimamente relacionado con el Jubileo de la Esperanza, cuya apertura en el Vaticano fue el pasado 24 de diciembre. El sentido y el mensaje de este año de Gracia para los católicos, está asumido por los Agustinos de la Provincia de San Juan de Sahagún para el curso pastoral de este año con el lema: «Anunciamos la Esperanza».
El reto de la paz
«Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz» es el título del mensaje que el Papa Francisco ha escrito para este día.
En él hace un llamamiento a un mayor compromiso con la construcción de la paz y la justicia. Y relaciona este importante propósito con el mensaje de esperanza que va unido al anuncio del Evangelio.
En la primera parte del texto apela a la responsabilidad personal de cada uno en los diferentes conflictos e insiste en la necesidad de cambios estructurales, no solo gestos puntuales.
«Me refiero, en particular, a las disparidades de todo tipo, al trato deshumano que se da a las personas migrantes, a la degradación ambiental, a la confusión generada culpablemente por la desinformación, al rechazo de toda forma de diálogo, a las grandes inversiones en la industria militar. (…) Hacer algún acto de filantropía esporádico no es suficiente -subraya-. Se necesitan, por el contrario, cambios culturales y estructurales, de modo que también se efectúe un cambio duradero».
En una segunda parte, el Papa Francisco plantea la cuestión de la deuda externa y señala que cuando se olvida el vínculo de toda persona con el Padre, se corre el riesgo de que las relaciones con los demás se dejen llevar por la lógica de la explotación.
El Papa denuncia que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, a través del cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres, a fin de satisfacer las exigencias de los propios mercados.
El horizonte
«El cambio cultural y estructural para superar esta crisis se realizará cuando, finalmente, nos reconozcamos todos hijos del Padre y, ante Él, nos confesemos todos deudores -señala- pero también todos necesarios, necesitados unos de otros, según una lógica de responsabilidad compartida y diversificada».
El mensaje de la Jornada Mundial de la Paz propone tres tres acciones «que puedan restaurar la dignidad en la vida de poblaciones enteras y volver a ponerlas en camino sobre la vía de la esperanza, para que se supere la crisis de la deuda y todos puedan volver a reconocerse deudores perdonados».
Por una parte, la reducción o condonación de la deuda externa. «Para que no se trate de un acto aislado de beneficencia -añade-, que lleve a correr el riesgo de desencadenar nuevamente un círculo vicioso de financiación-deuda, es necesario, al mismo tiempo, el desarrollo de una nueva arquitectura financiera, que lleve a la creación de un Documento financiero global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos
Por otra, «el compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos».
Por último, propone utilizar «al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático».
El Papa Francisco se refiera también a esos pequeños-grandes gestos que suponen una revolución en el día a día de la mayoría de las personas y que también alimentan la paz, la justicia y la esperanza: «El desarme del corazón es un gesto que involucra a todos, a los primeros y a los últimos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres. A veces, es suficiente algo sencillo, como «una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito. Con estos pequeños-grandes gestos, nos acercamos a la meta de la paz y la alcanzaremos más rápido».
Jubileo de la Esperanza
El mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia celebra el día 1 de enero tiene numerosas referencias al Jubileo de la Esperanza, cuya apertura se celebró en el Vaticano el pasado 24 de diciembre y que lleva como lema «Peregrinos de la esperanza».
El “jubileo” se remonta a una antigua tradición judía, cuando el sonido de un cuerno de carnero – en hebreo yobel – anunciaba, cada cuarenta y nueve años, uno de clemencia y liberación para todo el pueblo. Este solemne llamamiento debía resonar en todo el mundo, para restablecer la justicia de Dios en distintos ámbitos de la vida: en el uso de la tierra, en la posesión de los bienes, en la relación con el prójimo, sobre todo respecto a los más pobres y a quienes habían caído en desgracia. El sonido del cuerno recordaba a todo el pueblo – al que era rico y al que se había empobrecido – que ninguna persona viene al mundo para ser oprimida. Hijos del mismo Padre, todos somos hermanos y hemos nacidos para ser libres, según la voluntad de Dios.
El Jubileo de la Esperanza se prolongará durante un año y su mensaje ha sido tomado por muchas realidades de Iglesia como inspiración de la actividad de los próximos meses.
Anunciamos la Esperanza
Es el caso de la Provincia Agustina de San Juan de Sahagún, que ha escogido como lema pastoral para todos sus apostolados, «Anunciamos la esperanza», en consonancia con el mensaje y las propuestas del Papa Francisco en este Jubileo de la Esperanza.
El lema tiene tres objetivos asociados. Por una parte, el anuncio, insistiendo de manera especial en el componente comunitario. Por otra parte, la familia, como protagonista de la pastoral. Y, por último, el mensaje de esperanza para todas aquellas personas que forman parte de las comunidades religiosas, parroquiales o educativas.