En el evangelio de este domingo vemos dos curaciones, una deseada por Jesús, la de la hija de Jairo, y otra cuando una mujer le toca. Así San Agustín nos explica cómo Jesús personalmente fue enviado a anunciar la salvación al pueblo judío, y cómo a los gentiles a través de otros enviados. Así vemos como estaba anunciado que el pueblo que lo había conocido lo serviría. Una manera de decirnos que la salvación de Dios es para todo el que cree en él y sigue su mensaje, sea de donde sea.
Comprender el misterio
La narración de los hechos pasados ilumina la mente e inyectan esperanza en las realidades futuras. Jesús se encaminaba a resucitar a la hija del jefe de la sinagoga, cuya muerte le habían anunciado. Y, hallándose de camino, como de improviso se cruza una mujer aquejada de una enfermedad, mujer llena de fe, con flujos de sangre, que había de ser redimida de ese mal. Y dijo en su corazón: Si toco, aunque solo sea la orla de su vestido, quedaré sana. Decirlo fue tocarlo. A Cristo se le toca con la fe. Se acercó y lo tocó: se realizó lo que creyó. El Señor, sin embargo, preguntó: ¿Quién me ha tocado? Desea saber aquel a quien nada se le oculta; pregunta de quién fue la acción, cosa que conoció ya antes de la acción misma. Existe, pues, un misterio: veámoslo y, en la medida del don de Dios, comprendámoslo.
Glorificar a Dios
La hija del jefe de la sinagoga simboliza al pueblo judío; esta mujer, la Iglesia de los gentiles. Cristo, el Señor, nacido de los judíos según la carne, se presentó a ellos en la carne; a los gentiles envió a otros, no fue personalmente. Su existencia corporal y visible se desarrolló en Judea. Por esto dice el Apóstol: Digo que Cristo fue ministro de la circuncisión al servicio de la veracidad de Dios para confirmar las promesas hechas a los padres – en efecto, a Abrahán se le dijo: En tu linaje serán benditos todos los pueblos -; los gentiles, en cambio, glorifican a Dios por su misericordia. Luego Cristo fue enviado a los judíos. Se encaminaba a resucitar a la hija del jefe de la sinagoga. Se cruza la mujer, y queda curada.
Creer
Primeramente, es curada mediante la fe, y da la impresión de que la desconoce el que la ha salvado. ¿Por qué, si no, dijo: quién me ha tocado? La ignorancia de Dios nos afianza en la existencia de un misterio. Algo quiere indicarnos, cuando ignora algo quien no puede ignorarlo. ¿Qué significa, entonces? Significa la curación de la Iglesia de los gentiles que Cristo no vio con su presencia corporal. Suya es esta frase del salmo: Un pueblo, al que no he conocido, me ha servido. Cuando oyó, me obedeció. Le oyó el orbe de la tierra y creyó; le vio el pueblo judío y primeramente le crucificó, pero después también llegó a él. Creerán también los judíos, pero al final de los tiempos.
Sermón 63B, 1-2