Evangelio del VIII Domingo del T.O., según San Agustín

San Agustín en este comentario al Sermón de la Montaña invita a entrar en el interior de cada uno, para tener una sincera relación con Dios.

Hoy, como ayer, nos es mucho más fácil reprender, corregir a los demás, que a uno mismo. Por eso, San Agustín en este comentario al Sermón de la Montaña invita a entrar en el interior de cada uno. No sea que en la vida de piedad, de acercamiento a Dios, no sea tan real como uno pueda pensar.

Hipocresía

¿Cómo puedes decir a tu hermano: Permíteme sacarte la paja de tu ojo, mientras tú mismo tienes una viga en tu ojo? Hipócrita, quita en primer lugar la vida de tu ojo y después verás cómo puedes sacar la paja del ojo de tu hermano; es decir, quita en primer lugar el odio de ti mismo y después podrás corregir a aquel que amas. Ha dicho bien, ¡Hipócrita! Reprender los vicios es misión de los hombres buenos y benévolos; pero, cuando esto lo hacen los malos, usurpan una representación ajena, como los hipócritas, que ocultan bajo la careta lo que son, y muestran un personaje que no son.

Por tanto, bajo el apelativo de hipócritas se entienden los simuladores. Es verdaderamente terrible y molesto este género de farsantes que, al tomar con odio y malignidad la acusación de todos los vicios, quieren aparecer como consejeros. Se debe estar atento con piedad y prudencia, de tal forma que, cuando la necesidad obligue a reprender o a castigar a alguno, pensemos en primer lugar si acaso es tal el
vicio que nunca lo hemos tenido nosotros, o si ya nos hemos librado de él.

Misericordia

Si nunca lo tuvimos, pensemos que también nosotros somos hombres y lo pudimos tener; si lo tuvimos, pero ya no lo tenemos, acordémonos con indulgencia de la común debilidad, a fin de que a la reprensión o al castigo le preceda no el odio, sino la misericordia, de tal manera que, bien sea que sirva lo que hacemos para la corrección o sea que se pervierta más -ya que el éxito es incierto-, estemos seguros de la sencillez de nuestro ojo o rectitud de la intención.

Y si, reflexionando, nos encontráramos nosotros mismos en el mismo vicio en el que se encuentra aquel a quien estamos dispuestos a reprender, no lo hagamos, ni le castiguemos, sino que gimamos con el culpable e invitémosle no a ceder a nuestras amonestaciones, sino a intentar juntos la superación.

También te puede interesar

Evangelio del IV Domingo de Adviento, según San Agustín

Cercana ya los días de la Navidad, vemos cómo Jesús entra en nuestra historia a través de la concepción virginal de la Virgen María....

El Colegio San Agustín-El Paraíso de Caracas, Premio Venezuela competitiva

La formación de niños y jóvenes es una de las misiones propias de la Orden de San Agustín. En casis todos los países del...

Celebraciones en la Parroquia de la Inmaculada, en Chambas

La parroquia agustina de la Inmaculada, en Chambas (Cuba) ha celebrado en la primera quincena de diciembre la fiesta de su patrona y ha...

XV Encuentro de Familias Agustinianas en el Colegio Alfonso XII

Del 21 al 23 de noviembre, tuvo lugar en el Real Colegio Alfonso XII-Agustinos de San Lorenzo de El Escorial, el “XV Encuentro de...