En la fiesta del Bautismo del Señor, vemos cómo San Juan bautiza a Cristo. El que no tenía pecado baja al bautismo de conversión que pedía San Juan. Esto nos llama a preguntarnos por qué lo hizo.
La respuesta de San Agustín es clara: para mostrarnos el camino de humildad que inauguraba Jesús. Así, a través de su ejemplo, podemos saber nosotros cuál es el camino para llegar al Padre, un camino de entrega, servicio y humildad, que Jesús es el primero en seguir.
¿Por qué Juan tuvo la misión de bautizar? Recuerdo haberlo dicho ya, como pude. En efecto, si el Bautismo de Juan era necesario para nuestra salvación, también ha debido ser administrado ahora. Ya que ni dejan de ser salvados ahora los hombres ni dejan de ser salvados ahora en gran número ni la salvación era entonces una y ahora otra. Si Cristo ha cambiado, ha cambiado también la salvación; si la salvación está en Cristo y Cristo mismo es idéntico, tenemos idéntica salvación.
Humildad
Pero ¿por qué fue enviado Juan a bautizar? Porque era necesario que Cristo fuese bautizado. ¿Por qué era necesario que Cristo fuese bautizado, que Cristo naciera o que Cristo fuera crucificado? Porque, si había venido a mostrar el camino de la humildad y a hacerse él el camino mismo de la humildad, en todo había él de cumplir la humildad.
Se dignó con este gesto dar autoridad a su bautismo, para que los siervos conociesen con cuánta rapidez debían correr al bautismo del Señor, siendo así que él no se desdeñó de recibir el bautismo del siervo. Ése, en efecto, había sido dado a Juan, para que fuese denominado su bautismo.
Preparar el camino
Para esto, pues, recibió de Juan el bautismo. Para que, al recibir de un inferior lo que era inferior, exhortase a los inferiores a recibir lo que era superior. Pero ¿por qué no fue bautizado por Juan él solo, si Juan, mediante el cual Cristo sería bautizado, había sido enviado a preparar el camino al Señor? También lo he dicho ya.
Si con el bautismo de Juan hubiera sido bautizado nuestro Señor solo – retened lo que digo; no tenga el mundo tanta fuerza, que de vuestros corazones borre lo que ahí ha escrito el Espíritu de Dios; en efecto, ¿por qué me veo obligado a repetir las mismas cosas, sino porque no me fío de la memoria de vuestro corazón? -; si, pues, con el bautismo de Juan hubiera sido bautizado el Señor solo, no faltarían quienes lo tratasen de forma que supusieran que el bautismo de Juan era más excelente de lo que es el bautismo de Cristo.
Dirían, en efecto: «Ese bautismo es más excelente, hasta el punto de que mereció ser bautizado con él Cristo solo». Para darnos, pues, el Señor ejemplo de humildad. Con el fin de que recibiéramos la salvación bautismal, Cristo recibió lo que no le era necesario, pero era necesario por nosotros.
Comentarios al evangelio de San Juan 5, 3.5