Un grupo de veintiséis religiosos agustinos, de la Provincia de san Juan de Sahagún, provenientes de diferentes casas de España y Portugal, se han reunido en Chipiona (Cádiz) para llevar a cabo los Ejercicios Espirituales. El lugar del encuentro ha sido la casa de ejercicios franciscana, junto al Santuario de Nuestra Señora de Regla, y han estado guiados por el sacerdote capuchino Fidel Aizpurúa Donazar.
Las Constituciones de la Orden de San Agustín indican el n. 102 de su articulado: «Todos los años se tendrán al menos cinco días de ejercicios espirituales, en los que conviene recordar la espiritualidad agustiniana y afianzar y acrecentar nuestro seguimiento de Jesús haciendo la renovación de los votos».
Teniendo esto en cuenta, la Provincia de San Juan de Sahagún organiza para sus religiosos que se encuentran en España y Portugal, tres tandas de ejercicios espirituales. Estas se encuentran distribuidas a lo largo del año y en diferentes lugares, para que cada hermano pueda asistir al que más le convenga. En esta ocasión, la tanda estaba dirigida a los religiosos que viven en el sur de España, aunque siempre están abiertos a todo el que quiera asistir de otros lugares.
El tema de reflexión motivador de todas las charlas ha estado centrado en «Las Bienaventuranzas como plan de vida».
Éstas pueden suponer unos valores hoy en día negados por la sociedad, pero muy necesarios para la vivencia cristiana. Los ejercicios espirituales suponen una posibilidad para volver sobre el programa de vida que cada uno ha elegido.
En este caso, además, las reflexiones del biblista han servido para profundizar sobre este texto de Mateo y sus implicaciones para la vida cristiana y religiosa.
El santuario
Los hermanos que asistieron fueron atendidos extraordinariamente bien por los franciscanos que custodian el Santuario de Nuestra Señora de Regla, que en tiempos fue convento de agustinos. En el ritmo de los días se alternaba la oración, el rezo de la Liturgia de las Horas, la celebración de la eucaristía y las charlas del ponente. A esto hay que añadir los momentos de silencio y meditación, así como el paseo contemplativo junto a la playa.
El tiempo oscuro y fresco ha favorecido el recogimiento y aislamiento individual. Y, como suele ser habitual, los participantes se emplazaron para repetir la experiencia el próximo año en la misma casa y en las mismas fechas.