En una solemne ceremonia, el Arzobispo Metropolitano de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa OSA, presidió el pasado 13 de diciembre, la consagración del altar de la Parroquia Nuestra Señora de Los Ángeles, en la capital panameña. Este acto litúrgico, cargado de simbolismo y devoción, congregó en el mismo a la comunidad agustina, a cuyo cargo está la parroquia, y a los fieles de esta.
La ceremonia, dirigida y organizada por el párroco, P. Raúl González Osorio, OSA, acogió la tradición de colocar una reliquia de San Nicolás de Tolentino, primer santo de la orden de San Agustín.
Con profundo recogimiento, la feligresía y los grupos pastorales de la parroquia participaron con gran fervor, conociendo la vida y obra de este santo cuya advocación por las almas del purgatorio es reconocida mundialmente. Su fiesta, el 10 de septiembre, será celebrada como solemnidad en este templo panameño, al igual que el 13 de diciembre, en recordatorio de este día de Consagración del Altar.
Siguiendo las normas litúrgicas de esta importante ocasión, todo el país pudo seguir la ceremonia en directo, a través de las señales católicas de FETV (Fundación para la Educación en la Televisión) y Radio María Panamá.
¿Qué significa la consagración del altar?
La consagración del altar es uno de los ritos más antiguos y significativos de la Iglesia. Este acto litúrgico simboliza la dedicación de un espacio a Dios, convirtiéndolo en un lugar sagrado donde se celebra el misterio eucarístico. Durante el ritual, se unge el altar con óleo santo, se colocan reliquias de un santo y se encienden velas como signo de la luz de Cristo.
Históricamente, esta tradición se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando las comunidades celebraban la Eucaristía sobre las tumbas de los mártires. Hoy, el acto no solo recuerda este origen, sino que también reafirma la comunión de los fieles con la Iglesia universal y con los santos que nos precedieron en la fe.
La presencia agustiniana en Panamá
Desde 1966, los agustinos han sido un pilar de la vida religiosa y pastoral en Panamá. Lo que comenzó como una delegación de la Provincia Matritense, se consolidó en 1999 con la creación del Vicariato de Panamá. Hoy, los agustinos sirven en siete parroquias, tres colegios, dos casas de formación y un centro misional, extendiendo su carisma y espiritualidad por todo el país y en Costa Rica.
La misión agustiniana en el Vicariato de Panamá no solo se limita a las labores pastorales, sino que también fomenta vocaciones locales, atrayendo a jóvenes comprometidos con el servicio a la Iglesia. Este crecimiento es testimonio de su impacto en la comunidad y de la relevancia de su mensaje en la sociedad actual.