
La Parroquia agustina de Cristo Rey, de Valencia, ha celebrado la tradicional fiesta de San Vicente mártir, que ha contado con la presencia del obispo auxiliar de la diócesis, Mons. Arturo Javier García, y con una representación de las falleras del barrio.
Cada 22 de enero el santoral señala la figura de San Vicente mártir, santo protector de la ciudad de Valencia. Desde la víspera, en la ciudad del Turia, las campanas de la catedral recuerdan la proximidad de la festividad con el toque a “coro” de las cuatro de la tarde y el “volteo” a las siete y media.
El pasado miércoles, después de la misa solemne en la Catedral, a las 11:30 horas, comenzó la procesión con la imagen del santo. El recorrido recuerda los lugares por los que, el santo recibió martirio. La procesión pasa por dos capillas dedicadas al santo, donde se hace una breve oración.
Durante la jornada también hay ofrenda floral y reparto de panecillos bendecidos. Como puede verse en las imágenes, fueron las falleras del Barrio de Arrancapins, al que pertenece la parroquia, quienes protagonizaron este momento tan esperado por los vecinos.
Las celebraciones continuaron a las 12:00 horas con una misa mozárabe en la Parroquia agustina de Cristo Rey, presidida por el obispo auxiliar.
Historia de la Iglesia de Cristo Rey
La Parroquia de Cristo Rey de Valencia está situada en la Calle San Vicente Mártir, junto a la antigua Vía Augusta, en el Monasterio de San Vicente de la Roqueta, que está considerado la cuna del cristianismo en Valencia.
Construida sobre la primitiva basílica sepulcral de San Vicente Mártir es conocida popularmente como “La Roqueta». Allí es donde fue martirizado San Vicente Mártir, patrono de la ciudad, en el año 304. Durante la invasión musulmana la construcción fue destruida y los restos del santo desaparecieron. Con la reconquista, el Rey Jaime I hizo construir en el mismo lugar una iglesia y un monasterio, donde ha vivido una comunidad de agustinas hasta el año 1970.
La parroquia
El 15 de junio de 1941 se erigió canónicamente la parroquia y se encomendó al clero diocesano por un tiempo, hasta que se entregó a los Padres Agustinos.
Desde el primer momento se ha trabajado con un estilo agustiniana, favoreciendo la interioridad, la vida comunitaria, el trabajo en equipo, el cuidado de la liturgia y la acogida a todo aquel que llega a la parroquia.
La comunidad religiosa se hace presente y participa en la vida parroquial en muchas ocasiones a lo largo del año creando comunidad entre los fieles, en torno a Jesucristo y la Eucaristía.
«Esta parroquia es acogedora y muy familiar. No nos importa echar horas aquí -señala una feligresa-, porque la consideramos nuestra casa. Es como una familia más grande».
Después de los años en los que la pandemia impidió que se pudiera invitar a comer, con ocasión de la fiesta de San Vicente Mártir, en el patio de colegio, a los usuarios de Cáritas, tal como ha sido la tradición durante años, de nuevo el día del patrón se ha podido celebrar por todo lo alto.
Agradecimiento
Actualmente el párroco es el religioso agustino P. Juan Antonio Muñoz, que con ocasión de este día ha dado gracias por la Gracia recibida durante estos años: «También a todas las personas que durante todo este tipo han ayudado en el trabajo pastoral, a los sacerdotes, al consejo económico por su buena gestión; al consejo pastoral que anima la vida litúrgica y evangelizadora, a la paciente labor de los catequistas de niños y jóvenes, a los voluntarios que visitan a los enfermos del barrio y al Grupo de la Palabra y Oración que alimenta todo el apostolado parroquia; al grupo de voluntarios de Cáritas que atiende a los necesitados, al grupo de matrimonios que acompaña y prepara a los novios para el sacramento del matrimonio y la vida de familia cristiana y a tantos bienhechores que colaboran para que no falte nada de lo necesario en la parroquia».
La vida de la parroquia también está muy vinculada al Colegio Santo Tomás de Villanueva.





