La «Casa de Acogida San Agustín y Santa Mónica» es un recurso residencial de acogida 24 horas, para personas que viven una situación de dificultad social. El centro, que depende de Cáritas Madrid y cuyo origen está ligado a la antigua Provincia Agustina Matritense, ofrece a los usuarios un espacio para vivir, con un clima familiar y de acogida, que permite a las personas recuperarse y realizar parte de su proceso de reinserción social.
En el año 1995 con ocasión del centenario de la Provincia Matritense, la Orden de San Agustín se compromete con este proyecto. Desde entonces, los Agustinos lo han apoyado no solo económicamente, sino también promoviendo que agustinos jóvenes en la etapa de formación, tuvieran experiencia de voluntariado en la casa, que en sus inicios era un centro de acogida de enfermos de SIDA. Como tanto la enfermedad como el proyecto han evolucionado, en la actualidad la Casa de Acogida atiende a personas con un perfil diverso, pero con una situación de vulnerabilidad social como punto en común.
Hace unos días, el Ecónomo Provincial de la Provincia Agustiniana de San Juan de Sahagún y una representación de la Oficina de Comunicación de dicha Provincia, visitaron la sede del proyecto para conocer más de cerca cómo se trabaja en él y compartir un rato con los usuarios, los voluntarios y los trabajadores de este servicio de Cáritas.
Además de la Casa de Acogida San Agustín y Santa Mónica, la Provincia Agustiniana también colabora activamente con otros proyectos de Cáritas, como el Hogar Santa Rita para personas sin hogar, ubicado en el municipio madrileño de Collado Villalba.
Dimensiones
El centro dispone de diecinueve plazas, seis de corta estancia (dos meses) y nueve de larga estancia (hasta dieciocho meses). Además de cuatro plazas en convenio con la administración de Madrid.
En la actualidad cuenta con cerca de treinta personas voluntarias, seis personas contratadas (cuatro integradores sociales, un educador social y la responsable del proyecto) y tres hermanas de la congregación AMICO, que viven allí y que constituyen lo que ellos denominan «el equipo de vida».
Durante la visita, Luis Hernández Vozmediano, Director de Cáritas Madrid, subrayó la importancia que para Cáritas tiene salvaguardar la identidad eclesial de todo el trabajo que se desarrolla. De ahí que esta sea parte de la misión que ejercen las tres religiosas de la Congregación Amistad Misionera en Cristo Obrero.
Los usuarios, de entre 18 y 65 años, atraviesan circunstancias diversas, pero tienen en común que proceden del mundo de la exclusión social, necesitan apoyo socioeducativo y un espacio seguro en el que poder vivir una temporada.
Flexibilidad y apertura
El modelo de atención está centrado en las personas, ofreciendo una respuesta determinada y plural a personas concretas. Los responsables del proyecto explicaron durante la visita, que es el recurso el que se adapta a cada persona y no al revés. En este sentido, al hablar de la manera de acompañar a las personas que viven en la Casa de Acogida San Agustín y Santa Mónica, subrayaron que los proyectos de Cáritas «han vivido en los últimos años una transición, de una intervención centrada en los problemas, a una manera de atender centrada en las personas».
Las normas se han flexibilizado en la última etapa, pero sí se siguen unos criterios de acceso:
- autonomía necesaria para realizar actividades de la vida diaria
- no consumo de sustancias tóxicas
- personas con enfermedad mental que hayan iniciado tratamiento
- un objetivo claro y realizable durante su estancia en el centro
Además de acompañar a los residentes fomentando la autonomía personal, el amplio equipo de voluntarios, religiosas y trabajadores de la Casa de Agogida, también tienen entre sus objetivos apoyar en la adquisición y mantenimiento de buenos hábitos. Así como favorecer la inserción social y la convivencia en la casa, donde se cuida mucho el clima familiar.
Por otra parte, también se preparan acciones de sensibilización en parroquias y colegios sobre la realidad que viven algunas personas y sobre la importancia del compromiso de todos, ya que proyectos como éste, sin la labor de los voluntarios, no sería posible.
Retos
El equipo de trabajadores y voluntarios hacen un permanente ejercicio de reflexión para responder, de la mejor forma posible, a las necesidades de las personas que llegan a la Casa de Acogida.
Cómo acompañarles para que no pierdan sus raíces es uno de los retos que mencionan. Y, junto a éste, la necesidad de «cambiar el chip para ser menos directivos y que las personas sean más protagonistas de sus propios planes de intervención».
Mantener el clima de familiar es clave en estos procesos personales cuyo acompañamiento debe estar impregnado de mucha sensibilidad. En este sentido, la Hermana Felicia, una de las religiosas que vive en la casa señala: «Me gusta hacer familia y vivir la amistad. Hacerles sentir que no estamos por encima y que nos tratamos de igual a igual».
Cariño, empatía y acompañamiento son las señas de identidad de la Casa de acogida San Agustín y Santa Mónica, de Cáritas Madrid y que es parte también de la Provincia Agustiniana de San Juan de Sahagún.