El 24 de abril, fiesta de la conversión de San Agustín, ha tenido lugar en la iglesia de la parroquia de San Manuel y San Benito de Madrid, la ceremonia de entrada de dos nuevos miembros en la Fraternidad Seglar Agustiniana. Dicho acto estuvo presidido por el Prior General de la OSA, P. Alejando Moral, quien estaba acompañado en el altar por el P. Carlos Alonso, prior de la comunidad agustiniana, el P. Modesto García, asistente religioso de la Fraternidad y párroco, y dos sacerdotes agustinos de la comunidad.
En la ceremonia, que tuvo lugar en la misa parroquial de las 19:30 horas, estuvieron presentes los miembros de la Fraternidad y algunos fieles que asistían a la Eucaristía. Las nuevas integrantes, Ana María Correro y Aurora Tere-Blond, renovaron las promesas del bautismo y prometieron seguir la espiritualidad de San Agustín.
Al comienzo de la Eucaristía, Mª Cristina, presidenta de la Fraternidad, indicó que ésta data del año 1946, cuando nace como Tercera Orden Agustiniana. Asimismo señala que es una comunidad de laicos dentro de la parroquia de San Manuel y San Benito, comprometidos en seguir a Jesucristo y vivir su Evangelio con el estilo propio de la espiritualidad agustiniana.
Por su parte, el P. Modesto resaltó en la homilía que, los miembros de la Fraternidad Seglar Agustiniana están llamados a vivir una vida cristiana en consonancia con su situación en medio del mundo. Eso sí, adoptando un estilo de vida asemejado al de los religiosos, ejercitando las virtudes que se corresponden con los votos.
De esta manera, con el voto de pobreza, las virtudes de la sobriedad y la solidaridad; con el voto de obediencia, la virtud de la disponibilidad para el servicio y la ayuda; con el voto de castidad, la apertura a todos o universalidad, superados los vínculos de parentesco o de amistad natural.
Rito de la promesa
El presidente de la celebración, en este caso el Prior General de la Orden de San Agustín, pregunta a las candidatas qué piden. Y estas le contestan que, después de conocer la Regla de San Agustín, de terminar el período de prueba y movidas por la gracia de Dios, solicitan humildemente formar parte de la Familia Agustiniana.
Seguidamente, el Prior General les impone la medalla agustiniana, pidiendo a Dios que conceda a quienes la llevan profundizar siempre más en el espíritu de la Orden. A continuación, y con un cirio en la mano, las dos nuevas integrantes renuevan las promesas del bautismo y prometen a Dios poner especial empeño en conseguir la plenitud de la vida cristiana, siguiendo la espiritualidad propia de San Agustín.
Finalmente, el que preside la ceremonia acepta la promesa y las declara miembros de la Familia Agustiniana y partícipes de todos sus bienes espirituales. El rito concluye con el abrazo de acogida y bienvenida por parte de todos los religiosos agustinos concelebrantes.
Experiencia en la Fraternidad
El nuevo miembro de la Fraternidad, Ana María, nos cuenta que se acercó al grupo a través de la Presidenta, ya que le invitó un día a la reunión. Le gustó mucho y continuó asistiendo a la misma, que suele ser dos veces al mes. Una de ellas es para conocer la vida y espiritualidad de San Agustín, y la otra para celebrar la eucaristía.
Señala Ana que conocía muy poco de San Agustín. Sabía lo típico, que fue Obispo de Hipona, el autor del famoso libro de las Confesiones y que de él vienen los agustinos. Ahora, después de este período en la Fraternidad Seglar Agustiniana, la vida de Agustín y su espiritualidad le gustan y le llenan espiritualmente.
No hay duda, afirma, que formar parte de la Fraternidad como miembro pleno, le da mayor sentido y vitalidad a su compromiso con la parroquia de San Manuel y San Benito. En ella lleva muchos años trabajando, últimamente en el área de Cáritas. Que dicha parroquia esté encomendada a los agustinos y ella sea de la Fraternidad Seglar Agustiniana, le hace sentirse más unida a la Orden de San Agustín y a su misión en el mundo.