Siete agustinos han celebrado los cincuenta años de profesión religiosa, entre ellos el Prior General, P. Alejandro Moral Antón. Y otros trece agustinos, los veinticinco años de profesión religiosa, entre ellos el P. Javier Pérez Barba, Asistente del General para Europa del Sur.
La celebración tuvo lugar el pasado 24 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, y en ella participaron seis agustinos, del grupo de los que celebran las bodas de oro y otros seis, del que celebran las bodas de plata. Estuvieron acompañados por familiares, amigos y un amplio grupo de religiosos agustinos que no quisieron perderse un momento tan especial.
El resto de los hermanos que están de aniversario no pudieron asistir, ya que se encuentran en alguna de las circunscripciones de fuera de Europa, que tiene a su cargo la Provincia San Juan de Sahagún.
Acción de gracias
Al finalizar la celebración, en nombre de todos los homenajeados, habló el P. José Pelaz Andrés, que subrayó que para un religioso el agradecimiento es algo fundamental: «Este es un momento para dar gracias a Dios por tantos momentos inolvidables vividos con amigos de comunidad. Dar gracias Dios, también, por esos días en los que, a veces, hemos tenido que caminar con los ojos cerrados, tanteando en la oscuridad y hemos sentido la seguridad de su mano en nuestros hombros».
El P. José Pelaz, OSA, que ha celebrado sus bodas de oro de profesión, quiso dar gracias a aquellas personas que le han sabido escuchar tanto en los momentos buenos, como en aquellas situaciones más complejas.
Y subrayó que, en medio de un mundo de cambios trepidantes, «debemos agradecer ese sentimiento de estar contento con uno mismo porque el proyecto personal va saliendo adelante a pesar de los mil y un avatares». Explicó que esta reflexión, también debe llevar al religioso a saber perdonarse los fallos, las carencias y las cuestiones más enfocadas.
En la acción de gracias de la celebración de las bodas de oro y plata, el P. José Pelaz, OSA, también pidió integridad: «La persona íntegra es auténtica. Es la sencillez de los sabios y la sabiduría de la gente de bien. Si la sencillez es la virtud de la infancia, la integridad lo es de la madurez».
La jornada festiva terminó con una comida fraterna con todos los asistentes a la celebración religiosa, en el comedor del Monasterio de Santa María de La Vid.