El lunes 7 de octubre, distintas organizaciones de la Iglesia se unen, por décimo año consecutivo, para celebrar la Jornada Mundial por el Trabajo Decente bajo el lema “Por ti, por mi, trabajo decente”. En esta jornada se invita a visibilizar situaciones de precariedad e injusticia en las que se encuentran muchas personas trabajadoras porque, sin conocer esta realidad, no podremos hacer frente a sus causas.
Con motivo de la celebración de esta jornada, la red eclesial –integrada por Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, la Juventud Estudiante Católica (JEC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC)– quiere reflexionar sobre el camino realizado durante esta década y sobre los desafíos que siguen pendientes en la búsqueda de la justicia social.
Según la Doctrina Social de la Iglesia, cada individuo tiene derecho a un trabajo digno que le permita desarrollarse plenamente como ser humano. Por ello, la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente reivindica que “la dignidad de la persona trabajadora es innegociable y debe estar en el centro de todas las decisiones políticas y económicas”. “Es fundamental que se generen oportunidades de trabajo decente y se protejan y promuevan los derechos laborales, sin excepción. La reducción de la jornada laboral puede ser una de ellas”, señalan en su manifiesto.
¿Qué es precariedad?
En España existe un desempleo estructural donde miles de personas quieren trabajar y no pueden; con una situación de temporalidad para muchas personas que dificulta enormemente la estabilidad de los proyectos vitales de miles de trabajadores. La siniestralidad laboral, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las dificultades de conciliación laboral y familiar y el aumento de las enfermedades psicosociales, no solo afectan la vida de las personas trabajadoras, sino que también socavan su dignidad y debilitan la justicia social.
Los Agustinos
Desde los equipos de Cáritas parroquial, y también en la Fundación REDA (Red Agustiniana para la Educación y el Desarrollo), se trabaja en la formación y acompañamiento de hombres y mujeres que tienen dificultades para insertarse en el mundo laboral.
En algunas parroquias agustinas se desarrollan cursos gratuitos de costura, cocina, puericultura, enfermería e informática que son, en muchos casos, la llave para conseguir un puesto de trabajo. Paralelamente, instituciones como Cáritas apuestan por empresas de inserción, que ofrecen condiciones de trabajo más favorables y un apoyo a colectivos que tienen dificultades para conseguir una estabilidad laboral.
Las constituciones de la Orden de San Agustín recogen el compromiso social con este tipo de reivindicaciones. Así, en el n. 185 de las mismas, se señala que los agustinos deben escuchar con atención las preocupaciones de la Iglesia y de la sociedad y colaborar en la identificación y solución de los problemas que más cuestionan a las sociedades en donde trabajan, a saber: la defensa de la vida, los derechos humanos (entre los que se encuentra el derecho a un trabajo digno), la situación de los inmigrantes, la dignidad de la mujer, la tutela de los menores, la justicia y la paz, un orden económico equitativo, la conservación de la naturaleza, etc».
Francisco recordó en su discurso a la Cumbre Mundial del Trabajo de 2021 la importancia de la dimensión del cuidado en el trabajo, como una forma de cuidar y dignificar la vida humana. Esto implica crear entornos laborales con derechos, participativos, seguros y respetuosos, donde se promueva el cuidado integral de todas las personas trabajadoras.