El pasado día 1 de junio, los agustinos de Portugal celebraron la clausura oficial de los actos conmemorativos del cincuentenario del regreso de la Orden de San Agustín, al país vecino. Y lo hicieron en la que fuera la «Casa madre» de los agustinos en Portugal, el Convento de “Nossa Senhora da Graça”, y que, desde lo alto, sigue presidiendo majestuosamente una de las siete colinas de la ciudad de Lisboa.
Durante varios meses, se ha preparado este día con las comunidades parroquiales, los grupos de jóvenes y las fraternidades laicales agustinianas.
«Soñábamos entonces un día memorable, en un sitio emblemático, con una fuerte presencia de cuantos hicieron posible el regreso de la Orden y su consolidación en tierras lusas desde 1974 hasta hoy -cuenta el P. Joao Silva, OSA- y de todos los que, de una u otra manera, le debemos a esta presencia mucho de lo que hoy somos: fraternidades, jóvenes, madres Mónicas, familias, niños, y un largo etcétera».
El pasado 1 de junio participaron en las celebraciones, agustinos que viajaron desde España, Roma y Brasil. Los días previos llegaron hermanos agustinos y hermanas agustinas que no quisieron dejar pasar esta oportunidad de celebrar en Lisboa un acontecimiento tan importante. Entre ellos, el Prior General, P. Alejandro Moral; el Asistente General, P. Javier Pérez Barba; el Padre Provincial, P. Domingo Amigo; y muchos hermanos que, tras haber estado destinados a Portugal, quisieron volver años después.
Clausura del cincuentenario
A las 16:00 horas, la exposición itinerante “Pasado, presente y futuro” recibió a las más de trescientas personas presentes en la antigua portería conventual, presidida por la atenta —y seguramente orgullosa— mirada de San Agustín.
En el comedor conventual el Prior General pronunció unas palabras sobre la presencia y la historia de los agustinos. Escuchaban atentos, el Prior Provincial, P. Domingo Amigo; el Padre Félix Aliste (que llegó a Portugal en 1977); un miembro de las fraternidades seculares agustinianas y un joven de la “Juventude Agostiniana Portuguesa” (JAP).
Terminados los discursos, se procedió a la entrega de un azulejo conmemorativo a cada uno de los agustinos y agustinas que pasaron por las comunidades de Portugal, a los representantes de los grupos agustinianos y a las autoridades presentes. A continuación, ya en el claustro del convento, los asistentes pudieron disfrutar del espíritu de comunión y alegría. «Soplamos las velas de cumpleaños y brindamos agradecidos por los 50 años vividos y, sobre todo, por los muchos más que el Buen Dios nos tiene reservados por delante», afirma el P. Joao.
A las 18:30 horas el Prior General presidió la Eucaristía que concelebraron más de 20 sacerdotes, agustinos y seculares y que animaron jóvenes de las dos parroquias agustinianas.
El P. Alejandro terminó la homilía diciendo: «Cincuenta años es suficiente tiempo, pero no demasiado como para detenerse en el camino. Pasado y futuro, memoria y promesa se encuentran en esta celebración. Miremos al pasado con gratitud. Miremos al futuro con esperanza. Tú, Señor Jesús, eres nuestro horizonte. Caminamos hacia ti. Porque damos por supuesto que «nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti». Hasta entonces, María, Nuestra Señora de Gracia, ruega por nosotros”.