En toda la Iglesia Católica de rito latino se celebra, el 1 de noviembre, la Solemnidad de Todos los Santos. En cambio, en la Iglesia ortodoxa y las católicas de rito bizantino, se celebra el primer domingo de Pentecostés. Se les llama santos a todos aquellos hombres y mujeres que, una vez fallecidos, gozan de la presencia de Dios. Algunos de estos son conocidos, pues su santidad ha sido proclamada públicamente por la Iglesia, pero otros son desconocidos. Lo común de todos ellos es que su vida es un ejemplo a seguir para llegar a la vida eterna en el cielo, con Dios.
Para los cristianos de la Iglesia Católica, es una jornada en las que se agradece todos los beneficios y todas las gracias que Dios ha derramado en los santos y santas. Personas que han vivido en esta tierra, y que han sido como el resto de los seres humanos, con las mismas debilidades, y con las fortalezas que el mismo Dios les ha concedido.
Algo de historia
Esta celebración tiene sus orígenes por el siglo IV, dada la gran cantidad de mártires que había tenido la Iglesia en las persecuciones sufridas por los cristianos a causa de su fe. Los primeros datos de esta celebración se encontraron en Antioquía, el domingo siguiente a Pentecostés, y es San Juan Crisóstomo (347-407) quien habla de ello.
Más adelante, el 13 de mayo del 610, el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, y pone como titulares del mismo a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires.
El Papa Gregorio III (731-741) elige como fecha para recordar a todos los santos el día 1 de noviembre, coincidiendo con la consagración de una capilla en San Pedro dedicada a las reliquias «de los santos apóstoles y de todos los santos mártires y confesores, y de todos los justos perfeccionados que descansan en paz en todo el mundo».
En la época de Carlomagno s. VII-VIII, esta fiesta ya era ampliamente conocida como el momento en que la Iglesia, que todavía peregrina y sufre en la tierra, miraba al cielo, donde residen sus hermanos y hermanas más gloriosos. Finalmente, fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron, a partir del s. IX, esta festividad por toda la cristiandad.
Halloween versus Holywins
La palabra Halloween significa en inglés “víspera de Todos los Santos” pero, actualmente, esta celebración, tal como se siente, se vive y se lleva a cabo, no tiene ninguna relación con la festividad cristiana de Todos los Santos.
Así, la noche del 31 de octubre se celebra en muchos partes del mundo la Noche de Halloween, también conocida como Noche de Brujas o Noche de Difuntos. Se organizan fiestas de disfraces, se reúne la gente para contar historias de miedo, ver películas de terror. Se decoran las casas y las calles con motivos terroríficos, con objetos y personificaciones de la muerte.
Los cristianos, para resaltar y vivir el sentido auténtico de la víspera del Día de Todos los Santos, crean en el año 2002, en la Archidiócesis de París, la fiesta de «Holywins», que significa «la santidad vence». En España, es la diócesis de Alcalá de Henares la primera que se suma a esta iniciativa, en el año 2009.
El objetivo de Holywins es celebrar el triunfo de la vida, del amor a Dios y a los demás que han dejado en herencia los santos y santas cristianos. En esta celebración se anima a los niños y adolescentes a participar en juegos, testimonios y canciones, vestidos de sus santos preferidos, con la finalidad de conocer más sus vidas ejemplares y recordar el llamado a la santidad que Dios hace a todos los seguidores de Jesús.
En los últimos años, el Papa Francisco, en diferentes documentos (exhortación apostólica «Gaudete et exultate») y situaciones, ha recordado que todos estamos llamados a la santidad, que no es algo triste, porque en esencia tiene que ver con vivir y compartir la alegría del Evangelio.
Holywins y los agustinos
Poco a poco, la propuesta surgida en la Archidiócesis de París, se va popularizando en España. En la Provincia Agustiniana de San Juan de Sahagún, sus centros educativos se van sumando a la celebración de Holywins. Buscan acercar a los más pequeños y, también a los mayores, de un modo más actual y atractivo, una fiesta muy antigua que, salvo porque era un día festivo, pasaba desapercibida en el calendario.
En el Colegio San Agustín de Zaragoza, los alumnos de 1º a 6º de Educación Primaria, el martes 31 de octubre, han escuchado el cuento «Cristales de colores». Aprovechando el juego de luces que ofrecen las vidrieras de la iglesia, han reflexionado sobre cómo todos podemos avanzar en el camino hacia la santidad, con nuestros actos y decisiones. En Secundaria, se ha trabajado sobre la relación entre la tradición de Halloween en los países anglosajones y la fiesta de Todos los Santos.
Asimismo, en el Colegio San Agustín de Madrid, los más pequeños del centro han investigado sobre los santos que se llaman como ellos y han recogido algo de información en una ficha, tal y como se aprecia en las imágenes.
Por su parte, en el Colegio San Agustín de Mallorca, alumnos de distintas etapas se han reunido para dar gracias a los santos por su bondad, su alegría y su entrega. Su ejemplo es luz y guía, para muchas personas, que quieren vivir tal y como Jesús propone.
De igual manera, en el Colegio San Agustín de Salamanca, los alumnos de 2º de Educación Primaria han investigado sobre la vida de Santa Cecilia, Santa Teresa y San Agustín y le han hablado de la vida de estos santos, a los más pequeños de Infantil.
La comunidad educativa del Colegio Santo Tomás de Villanueva de Valencia, también se ha volcado con este día explicando a los alumnos de distintas edades que en Todos los Santos damos gracias a aquellos que nos cuidan desde el cielo, siendo un ejemplo de vida.
Y, en Ceuta, el Colegio San Agustín se ha llenado de santos. San Agustín, Santa Teresa, San José, Santa Mónica… han desfilado por los pasillos y el patio del colegio mostrando a todos la luz y la alegría de la santidad.
Los últimos días de octubre, la estética Halloween parece invadirlo todo. Pero de forma paralela, en parroquias y colegios religiosos también surgen iniciativas y una nueva pedagogía, para acercar la figura de los santos a los más pequeños y suscitar interés en los jóvenes por la santidad.
