Del 19 al 21 de septiembre ha tenido lugar en Buenos Aires, el Capítulo Vicarial Intermedio del Vicariato de la Orden de San Agustín “San Alonso de Orozco”. Durante estos días, los religiosos que lo integran han rezado, reflexionado, evaluado y programado su vida comunitaria y apostólica.
El Capítulo Intermedio es la reunión que tiene lugar en las circunscripciones de la Orden de San Agustín, ya sean Provincias o Vicariatos, a mitad del período de cuatro años entre un Capítulo Ordinario y otro. En el mismo, además de los religiosos del Vicariato, también han estado presentes el Prior Provincial de la Provincia de San Juan de Sahagún, P. Domingo Amigo, y el Consejero de dicha Provincia para América, P. Jesús Torres.
Cabe recordar que la Orden de San Agustín reanuda su presencia en Argentina en el año 1901, con la llegada de tres agustinos. A ellos se debe la fundación de la primera comunidad en Buenos Aires, bajo la advocación de Santo Tomás de Villanueva. En ese mismo año abren un colegio-escuela y se acepta la primera parroquia.
Actualmente, el Vicariato tiene a su cargo cinco colegios (dos en Buenos Aires, dos en Salta y uno en Santa María de Catamarca) y cinco parroquias (dos en Buenos Aires, una en Mendoza, una en Salta y una en Santa María de Catamarca). También cuenta con una casa de formación para candidatos a agustinos en Buenos Aires. La presencia en Santa María de Catamarca está dentro de la Prelatura de Cafayate.
En las sesiones de trabajo del Capítulo se ha evaluado el programa establecido hace dos años en el Capítulo Vicarial Ordinario. El Vicario Regional comenzó dando una visión global de la vida comunitaria y apostólica del Vicariato.
Siguieron las evaluaciones realizadas por los Consejeros de Vida Religiosa, Pastoral-Vocaciones y Educación. Asimismo, hubo un tiempo para tratar todos los temas que tienen que ver con la economía de las comunidades, de los apostolados y del Vicariato como institución.
Los temas que se profundizaron fueron el de la unión con otras circunscripciones de la Orden en esa parte del mundo; el cuidado de propiedades y espacios que son del Vicariato; y la buena administración de los bienes para responder adecuadamente a las necesidades vicariales y eclesiales.
Se insistió en la necesidad de cuidar la oración, la vida fraterna, la comunión y el trabajo en la comunidad y con los laicos. Y, sobre todo, se remarcó que el reto más importante que tiene el Vicariato hoy en día es la promoción vocacional. De ahí que la pastoral vocacional se haya considerado como la acción prioritaria para los próximos dos años.