
El domingo 15 de junio, coincidiendo con la solemnidad de la Santísima Trinidad, la Catedral de El Salvador, de Zamora, fue testigo del emotivo acto de entronización de las reliquias de tres mártires agustinos zamoranos del siglo XX: Felipe Barba Chamorro, Juan Pérez Rodríguez y Pedro Martínez Ramos.
La celebración tuvo lugar en la Capilla de los Mártires del siglo XX, un espacio situado en una de las naves laterales de la Catedral, que acoge ahora estos valiosos testimonios de fe.
Participaron en la ceremonia el obispo de Zamora, Mons. Fernando Valera, acompañado del vicario provincial de los agustinos, P. Tomás Marcos y del prior de la comunidad agustina de Salamanca, P. Jesús Torres. También estuvo presente el deán de la Catedral, Juan Luis Martín, así como el responsable del área de Liturgia, Narciso Jesús Lorenzo.
Con esta entronización, la Diócesis de Zamora rinde homenaje a estos testigos de Cristo, oriundos de esta tierra, cuya entrega hasta el martirio sigue siendo símbolo de fortaleza y fidelidad a la fe.
“La fidelidad de estos mártires es semilla viva de esperanza para la Iglesia”, destacó el obispo en su intervención, en el contexto de un rito sencillo, pero emotivo, que sirvió también como ejercicio de memoria agradecida y compromiso con el testimonio cristiano.
La instalación de las reliquias en la Catedral no solo preserva la memoria de los mártires, sino que los sitúa como referentes de fe para las generaciones actuales y futuras.
Mártires del s.XX
El 28 de octubre de 2007, en el marco de una numerosa beatificación celebrada en Roma, de 498 mártires de la Iglesia española en el siglo
XX, fueron beatificados el P. Avelino Rodríguez y otros 97 agustinos martirizados por el hecho de ser religiosos o sacerdotes, en diversas ciudades de España, como Gijón y Santander (9), Fuente La Higuera/Caudete (10), Uclés (10), Málaga (4), Leganés (1), Madrid (1) y Paracuellos de Jarama (63).
Todos sufrieron su martirio, confesando su fe en Cristo, su condición de religiosos, manifestando el perdón a sus verdugos y al grito de viva Cristo Rey. Fue especialmente ejemplar el gesto del entonces Provincial, P. Avelino Rodríguez, que pidió que le desataran las manos, que todos llevaban sujetas atrás, para abrazar a sus hermanos, bendecirlos, confesar la causa del martirio de todos y gritar la confesión de fe.
El día 7 de febrero, en la liturgia agustiniana se recuerda al beato Mons. Anselmo Polanco OSA, quien fuera obispo de Teruel y, el día 6 de noviembre, al casi centenar de religiosos agustinos, a quienes se les quitó la vida por ser cristianos y formar parte de la Iglesia. A todos ellos les unía la consagración de la vida a Dios en la Orden de San Agustín y el amor desinteresado a los demás.







