Condolencias del Prior General de la OSA, por el fallecimiento del Papa Francisco

El Prior General a la OSA tras el fallecimiento del Papa Francisco: “Nunca podré agradecer suficientemente su apoyo y sus consejos”.

Tras el fallecimiento del Santo Padre, el Papa Francisco, el Prior General de la Orden de San Agustín, el P. Alejandro Moral Antón, instaba ayer a la Orden de San Agustín a rezar por su eterno descanso en un emotivo y sentido mensaje de quien lo conoció de cerca: “Nunca podré agradecer suficientemente su apoyo, sus consejos, su cercanía, su paternidad, su cariño y simpatía”.

«Cuando uno escribe con el sentimiento profundo de la pérdida (a nivel físico) de una persona querida, corre el riesgo de no ser objetivo, pero también es verdad que lo que ‘pasa por el corazón’, como normalmente decimos, puede enriquecer un relato», señala el P. Alejandro Moral Antón, OSA.

«El Papa ha fallecido en este día de la Octava de Pascua en el que los creyentes sólo podemos pensar en la Resurrección de nuestro Señor y en la esperanza que nos da este hecho -añade-. Y confiamos en que, por la infinita misericordia de Dios, nuestro querido Papa Francisco, ya fallecido, ahora podrá descansar junto al Amor perpetuo, a quien entregó toda su vida, por toda la eternidad.

El Prior General siente también gratitud por este Papa, «un auténtico don para nuestra Iglesia y para tantas personas no creyentes de nuestro tiempo. Me atrevo a afirmar, sin temor, que todos los Papas de las últimas décadas han sido excepcionales, cada uno sirviendo a su manera, como es normal y lógico». 

“A nuestra Orden la quería y estimaba”

El P. Alejandro y el Papa Francisco se conocieron, siendo éste arzobispo de Buenos Aires, en 1999: «Jorge Mario Bergoglio me causó una impresión muy buena. En esa reunión con varios hermanos agustinos, tuvimos ocasión de saludarle y dialogar con él sobre diferentes temas que nos preocupaban. Me impresionó su claridad mental y la seguridad de que siempre quiso ayudarnos».

Tuvieron ocasión de saludarse de nuevo, en la misa de apertura del Capítulo General de la Orden en 2013, en la Iglesia de San Agustín de Roma: «Fue un gesto de cercanía hacia la Orden que viniera a presidir esta Eucaristía de apertura de nuestras reuniones capitulares. En este Capítulo, los hermanos tuvieron a bien encomendarme el servicio como Prior General de la Orden. Aprovecho para decir que la persona que más me ha ayudado en esta misión, en este ejercicio como “padre” y servidor de los hermanos, ha sido el Papa Francisco. Nunca podré agradecer suficientemente su apoyo, sus consejos, su cercanía, su paternidad, su cariño y simpatía».

«Tuve la oportunidad de encontrarme con él en numerosas ocasiones y siempre me embargó la sensación de estar con un “padre” -concluye el P. Alejandro-. Se lo dije a él en alguna ocasión. Además de ayudarme con su gran sabiduría, me transmitía el sentimiento de ser querido. Y siempre me dio una enorme confianza». 

En este sentido, recuerda una anécdota cuando quiso nombrar al actual Obispo de la Prelatura de Cafayate, monseñor Darío Quintana, OAR. Hasta ese momento, el Obispo de la prelatura siempre había sido de la Orden de San Agustín, pero las circunstancias, después de un tiempo de servicio como administrador apostólico del P. Pablo Hernando Moreno, OSA, exigieron la propuesta que el Santo Padre le hizo en aquella audiencia. Le preguntó si podían nombrar a un miembro de la ‘competencia’ (se refería a un hermano Agustino Recoleto), obispo de la prelatura. El P. Alejandro dijo que lo importante era que fuese un “buen obispo” y que no importaba la procedencia.

El Papa Francisco tenía una memoria muy buena. A veces le sorprendía con preguntas sobre temas de la Orden que no pensaba que pudiese ni conocer ni mucho menos recordar con tanto detalle. Era inteligente y sus consejos fueron de una enorme ayuda. Siempre sabio, siempre “padre”, siempre cercano a la Orden, siempre deseando servir.

Fue de una austeridad enorme y de una generosidad increíble. Nunca tuvo vacaciones. Se levantaba muy temprano y trataba de recibir a todos aquellos que se lo pedían y podía. Nunca pensó en él mismo, sino en los demás.

A la Orden de San Agustín la quería y estimaba. Él había contado con un hermano agustino (P. Isidoro Pérez Barrios, ya fallecido), durante muchos años de servicio a su lado (16 años) y lo apreciaba y quería. De hecho, cuando el P. Isidoro enfermó del cáncer, durante su enfermedad le llamó en varias ocasiones, siendo ya Papa, para animarlo.

Durante su tiempo de gobierno consideró conveniente contar con la Orden para el nombramiento de Obispos y, de hecho, eligió un número importante de hermanos (15 en concreto) para este ministerio tan fundamental en la Iglesia.

Algunos de estos hermanos recibieron tareas y “misiones” muy destacadas, como es el caso del Cardenal Robert Francis Prevost, a quien nombró, primero, Obispo de Chiclayo (Perú) y, posteriormente, le encomendó la misión de ser el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, y lo creó cardenal. Una responsabilidad muy grande. Pero son varios más los hermanos que han recibido la misión de llevar a cabo importantes tareas.

«Tengo que agradecer obligatoriamente la cercanía, confianza, fraternidad y paternidad del Papa Francisco, recién fallecido, hacia mi persona y hacia nuestra Orden», subraya el P. Alejandro, quien pide también a todos los miembros de la Orden, oraciones por su eterno descanso, para que goce ya junto a Jesús Resucitado y a tantos hermanos de la felicidad eterna.

Pincha aquí para leer las condolencias del Prior General de la Orden de San Agustín.

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