
El pasado 8 de diciembre, el Papa León XIV publicó el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que este año cumple la edición número 59 y que se celebrará el próximo 1 de enero. Recordando el saludo que pronunció tras su elección como papa, León XIV señala al inicio del mensaje: «Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente».
En el texto, el Papa León XIV hace un llamamiento a los gobiernos para que elijan “el camino desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional”, porque “la paz no es una utopía”.
Se refiere también a la sociedad actual, un escenario en el que hay luz y oscuridad, en el que los constructores de paz “siguen resistiendo a la contaminación de las tinieblas, como centinelas de la noche”, a pesar de la tragedia de lo que el papa Francisco ha definido como “tercera guerra mundial a pedazos”.
La parte principal del mensaje es un llamamiento al desarme integral, sesenta años después del Concilio Vaticano II, y la petición a los gobiernos y líderes religiosos de elegir “el camino desarmante de la diplomacia” y el diálogo, como fruto deseado al finalizar el Jubileo de la Esperanza.
En una reflexión sobre el mensaje, el religioso agustino P. Miguel Ángel Martín Juárez habla de la importancia que la propuesta de paz tiene en los discursos del Papa. Explica también que la paz desarmante de la que habla el papa es una actitud del corazón que es previa a todo lo demás y nos lleva al desarme. Por eso defiende, en este mensaje y en otros, que la paz no se obtendrá más que con nuestra conversión interior, ya que el origen de las guerras y los enfrentamientos se halla en el interior del género humano, en sus deseos de dominio y de supremacía sobre los demás, sean pueblos o simples individuos.
Pincha aquí para leer la reflexión completa del P. Miguel Ángel Martín Juárez, OSA.
